En Eugenio Espejo se impulsa la producción de quesos

Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.
Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.
Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.
Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.
Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.
Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.
Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.
Fábrica. Quesos frescos de calidad se elaboran en esta comunidad.

Redacción OTAVALO

La gente que habita la comunidad Eugenio Espejo, de la parroquia González Suárez, cantón Otavalo, en los últimos años idearon una nueva forma de vida para fortalecer su economía.

Un grupo de familias se unió a la Asociación de Trabajadores Autónomos Apangora y dio marcha al emprendimiento de elaboración de quesos frescos, a través de una fábrica artesanal, acondicionada en un espacio de la comunidad.

Si bien la iniciativa fue buena, necesitaban mayor inversión para poder despuntar. En ese trajinar lograron estructurar un proyecto que fue calificado como factible por parte de la Prefectura de Imbabura.

Impulso

El organismo abrió sus puertas a los líderes de la asociación. Escuchó las ilusiones que tenían y las metas propuestas, hasta resolver entregar apoyo financiero, proveniente del programa «Fortalecimiento de Emprendimientos e Iniciativas Productivas Locales».

Esto fue clave para dar impulso al emprendimiento, según Mesías Bautista, presidente de la asociación. “Llegamos con este proyecto a la Prefectura y las autoridades vieron que se ajustaba a las exigencias del programa. Eso nos llenó de alegría y nos pusimos en alerta para trabajar con el equipo técnico de la institución hasta lograr que se nos confíe el apoyo que necesitábamos a fin de repotenciar la planta de lácteos”.

La asociación captó 27.000 dólares, con lo cual le dio imagen de industria a la fábrica rústica. La Prefectura entregó 18.150 dólares, los asociados reunieron 7.681 y el Gobierno Parroquial puso 1.200. Esto sirvió para modernizar los espacios, adquirir maquinaria e implementos adecuados.

Otra parte se gastó en mejorar la infraestructura física de las instalaciones, requisito para alcanzar la calificación sanitaria que permite su operación.

A más de elaborar los quesos, el siguiente reto es encontrar potenciales mercados para colocar sus productos, evitando comercializarlos en las calles de manera informal.

Por lo pronto, la fábrica está lista. Ahí laboran dos personas de manera permanente. Se encargan del proceso que implica la elaboración de los quesos, cuya producción diaria es de 300 unidades.

Paralelamente, los campesinos acuden a dejar la leche de sus vacas en este centro de acopio. Es la materia prima que sirve para la fabricación del producto. Así se concreta una cadena que genera trabajo y economía en una zona rural de Imbabura. (DLH)

Redacción OTAVALO

La gente que habita la comunidad Eugenio Espejo, de la parroquia González Suárez, cantón Otavalo, en los últimos años idearon una nueva forma de vida para fortalecer su economía.

Un grupo de familias se unió a la Asociación de Trabajadores Autónomos Apangora y dio marcha al emprendimiento de elaboración de quesos frescos, a través de una fábrica artesanal, acondicionada en un espacio de la comunidad.

Si bien la iniciativa fue buena, necesitaban mayor inversión para poder despuntar. En ese trajinar lograron estructurar un proyecto que fue calificado como factible por parte de la Prefectura de Imbabura.

Impulso

El organismo abrió sus puertas a los líderes de la asociación. Escuchó las ilusiones que tenían y las metas propuestas, hasta resolver entregar apoyo financiero, proveniente del programa «Fortalecimiento de Emprendimientos e Iniciativas Productivas Locales».

Esto fue clave para dar impulso al emprendimiento, según Mesías Bautista, presidente de la asociación. “Llegamos con este proyecto a la Prefectura y las autoridades vieron que se ajustaba a las exigencias del programa. Eso nos llenó de alegría y nos pusimos en alerta para trabajar con el equipo técnico de la institución hasta lograr que se nos confíe el apoyo que necesitábamos a fin de repotenciar la planta de lácteos”.

La asociación captó 27.000 dólares, con lo cual le dio imagen de industria a la fábrica rústica. La Prefectura entregó 18.150 dólares, los asociados reunieron 7.681 y el Gobierno Parroquial puso 1.200. Esto sirvió para modernizar los espacios, adquirir maquinaria e implementos adecuados.

Otra parte se gastó en mejorar la infraestructura física de las instalaciones, requisito para alcanzar la calificación sanitaria que permite su operación.

A más de elaborar los quesos, el siguiente reto es encontrar potenciales mercados para colocar sus productos, evitando comercializarlos en las calles de manera informal.

Por lo pronto, la fábrica está lista. Ahí laboran dos personas de manera permanente. Se encargan del proceso que implica la elaboración de los quesos, cuya producción diaria es de 300 unidades.

Paralelamente, los campesinos acuden a dejar la leche de sus vacas en este centro de acopio. Es la materia prima que sirve para la fabricación del producto. Así se concreta una cadena que genera trabajo y economía en una zona rural de Imbabura. (DLH)

Redacción OTAVALO

La gente que habita la comunidad Eugenio Espejo, de la parroquia González Suárez, cantón Otavalo, en los últimos años idearon una nueva forma de vida para fortalecer su economía.

Un grupo de familias se unió a la Asociación de Trabajadores Autónomos Apangora y dio marcha al emprendimiento de elaboración de quesos frescos, a través de una fábrica artesanal, acondicionada en un espacio de la comunidad.

Si bien la iniciativa fue buena, necesitaban mayor inversión para poder despuntar. En ese trajinar lograron estructurar un proyecto que fue calificado como factible por parte de la Prefectura de Imbabura.

Impulso

El organismo abrió sus puertas a los líderes de la asociación. Escuchó las ilusiones que tenían y las metas propuestas, hasta resolver entregar apoyo financiero, proveniente del programa «Fortalecimiento de Emprendimientos e Iniciativas Productivas Locales».

Esto fue clave para dar impulso al emprendimiento, según Mesías Bautista, presidente de la asociación. “Llegamos con este proyecto a la Prefectura y las autoridades vieron que se ajustaba a las exigencias del programa. Eso nos llenó de alegría y nos pusimos en alerta para trabajar con el equipo técnico de la institución hasta lograr que se nos confíe el apoyo que necesitábamos a fin de repotenciar la planta de lácteos”.

La asociación captó 27.000 dólares, con lo cual le dio imagen de industria a la fábrica rústica. La Prefectura entregó 18.150 dólares, los asociados reunieron 7.681 y el Gobierno Parroquial puso 1.200. Esto sirvió para modernizar los espacios, adquirir maquinaria e implementos adecuados.

Otra parte se gastó en mejorar la infraestructura física de las instalaciones, requisito para alcanzar la calificación sanitaria que permite su operación.

A más de elaborar los quesos, el siguiente reto es encontrar potenciales mercados para colocar sus productos, evitando comercializarlos en las calles de manera informal.

Por lo pronto, la fábrica está lista. Ahí laboran dos personas de manera permanente. Se encargan del proceso que implica la elaboración de los quesos, cuya producción diaria es de 300 unidades.

Paralelamente, los campesinos acuden a dejar la leche de sus vacas en este centro de acopio. Es la materia prima que sirve para la fabricación del producto. Así se concreta una cadena que genera trabajo y economía en una zona rural de Imbabura. (DLH)

Redacción OTAVALO

La gente que habita la comunidad Eugenio Espejo, de la parroquia González Suárez, cantón Otavalo, en los últimos años idearon una nueva forma de vida para fortalecer su economía.

Un grupo de familias se unió a la Asociación de Trabajadores Autónomos Apangora y dio marcha al emprendimiento de elaboración de quesos frescos, a través de una fábrica artesanal, acondicionada en un espacio de la comunidad.

Si bien la iniciativa fue buena, necesitaban mayor inversión para poder despuntar. En ese trajinar lograron estructurar un proyecto que fue calificado como factible por parte de la Prefectura de Imbabura.

Impulso

El organismo abrió sus puertas a los líderes de la asociación. Escuchó las ilusiones que tenían y las metas propuestas, hasta resolver entregar apoyo financiero, proveniente del programa «Fortalecimiento de Emprendimientos e Iniciativas Productivas Locales».

Esto fue clave para dar impulso al emprendimiento, según Mesías Bautista, presidente de la asociación. “Llegamos con este proyecto a la Prefectura y las autoridades vieron que se ajustaba a las exigencias del programa. Eso nos llenó de alegría y nos pusimos en alerta para trabajar con el equipo técnico de la institución hasta lograr que se nos confíe el apoyo que necesitábamos a fin de repotenciar la planta de lácteos”.

La asociación captó 27.000 dólares, con lo cual le dio imagen de industria a la fábrica rústica. La Prefectura entregó 18.150 dólares, los asociados reunieron 7.681 y el Gobierno Parroquial puso 1.200. Esto sirvió para modernizar los espacios, adquirir maquinaria e implementos adecuados.

Otra parte se gastó en mejorar la infraestructura física de las instalaciones, requisito para alcanzar la calificación sanitaria que permite su operación.

A más de elaborar los quesos, el siguiente reto es encontrar potenciales mercados para colocar sus productos, evitando comercializarlos en las calles de manera informal.

Por lo pronto, la fábrica está lista. Ahí laboran dos personas de manera permanente. Se encargan del proceso que implica la elaboración de los quesos, cuya producción diaria es de 300 unidades.

Paralelamente, los campesinos acuden a dejar la leche de sus vacas en este centro de acopio. Es la materia prima que sirve para la fabricación del producto. Así se concreta una cadena que genera trabajo y economía en una zona rural de Imbabura. (DLH)