Toque de queda convierte a Tulcán en ‘La puerta silenciosa del Ecuador’

SITUACIÓN. Los principales sitios de concentración de personas en la capital carchense, hoy lucen desolados.
SITUACIÓN. Los principales sitios de concentración de personas en la capital carchense, hoy lucen desolados.

Tulcán. Cambiadores de pesos, betuneros, enganchadores de buses, vendedores ambulantes, oficinistas, la ‘veci’ de la tienda… personajes que se desenvuelven en el trajinar diario de la ciudad de Tulcán, ahora permanecen en sus domicilios debido a la restricción de movilidad que está vigente en el país, así como también por el ‘toque de queda’ decretado ante la emergencia sanitaria nacional por la pandemia del coronavirus.

El bullicio de la mañana con el transitar de personas y recorrer de vehículos rápidamente desvanece cuando llegan las dos de la tarde. Presurosamente, los ciudadanos buscan ingresar a sus domicilios para no tener problemas con las fuerzas del orden público que custodian la urbe.

Desde sus ventanas, algunos tulcaneños observan como el día muere paulatinamente hasta que llega la noche y desvían su atención de la situación mundial realizando los quehaceres del hogar, disfrutando horas y horas en plataformas de entretenimiento, dialogando con sus similares, participando en juegos de mesa u otras actividades.

Desde las 14:00 la historia es otra

Pero, ¿qué sucede durante el toque de queda en Tulcán? ¿Cómo siguen las cosas ante la ausencia de personas y vehículos? Bueno, a manera de película de ciencia ficción, las calles, avenidas, esquinas y parques quedan completamente vacías, a tal punto que un silencio sepulcral recorre por aquellos rincones donde algún momento hubo gente.

El recorrido inicia desde la Unión de las Dos Calles, prontamente dos patrulleros con sus balizas encendidas custodiaban que todos estén en casa. Descendiendo por la calle Sucre hasta el mercado San Miguel, varios canes jugaban entre sí, mientras otros se alimentaban con las sobras o comida que hallaban y unos cuantos descansaban plácidamente en el suelo.

Centro de ciudad en silencio

Uno de los íconos de la ciudad, la iglesia Catedral, que solía informar la hora con sus campanadas a los transeúntes, ahora permanece en silencio, escuchando quizá entre sus paredes y torres el arrullo de las palomas que hoy pasean libremente por la plaza o abrigan sus alas con el sol de marzo.

En el parque Principal, una cinta de color amarillo rodea esta zona, indicando a las personas que no se puede ingresar para evitar la aglomeración. De igual forma la esquina de la calle Sucre y Ayacucho donde se reunían los cambiadores de pesos, que entre carcajadas y compañerismo desarrollaban sus actividades, luce ahora desolada.

Por la calle Manabí, en la vía que conduce hacia el cementerio de Tulcán, la puesta del sol se contrastaba con la gigantesca cruz que adorna la entrada del camposanto. Rápidamente los acelerados pasos y el sonido de fundas plásticas delataron el transitar de una pareja, quienes llevaban consigo huevos y una piña para su hogar.

Almas entre las calles

Así como ellos, una o dos personas circulaban por las esquinas mientras miraban a los alrededores para evitar encontrarse con los patrulleros. Mientras que otros desde sus balcones solamente observaban lo que sucedía fuera de sus hogares.

Quizá, las presentes generaciones narrarán a las futuras, sobre los días en que Tulcán se silenció. Un escenario que, para muchos, era imposible de suceder, pero que ahora es una realidad por la pandemia del coronavirus. (APRN)

DATO

Desde el inicio de la emergencia sanitaria, la provincia del Carchi y su capital Tulcán han respetado las normas emitidas por el COE.

GUARDIANAS. Las palomas, sin observar la presencia de personas recorren ahora libremente la plaza del parque La Concordia ubicado frente a la iglesia La Catedral.
GUARDIANAS. Las palomas, sin observar la presencia de personas recorren ahora libremente la plaza del parque La Concordia ubicado frente a la iglesia La Catedral.