Ricardo Guamán Araujo
Moreno, es un hombre de diálogo, de palabra cautelosa, de consensos, convergente, ameno, que ha calmado los nervios de los ecuatorianos, abombados de tanta prepotencia e insulto con la que nos tenía hinchados Correa.
En sus exposiciones públicas, entre ellas, las que cada lunes da a manera de informe de labores de sus gestiones, ha manifestado que llamará a Consulta Popular, otra, por si acaso, de las tantas de estos casi once años, al abrigo del mismo partido político. Camino errado, equivocado, que le da tiempo al ala radical de Alianza País de armarse, al presidente se le va del hilo que en su gobierno el partido al que aún pertenece son ellos mismo oficialismo y también oposición.
Velasco Ibarra por los años sesenta del siglo pasado decía que el vicepresidente es conspirador a sueldo, ahora se cumple literalmente, y no solo él, sino que ahí conviven muchos conspiradores a sueldo que de seguro le darán la espalda si lo ven llegar a ‘Fico‘. Hay que recordar que no quieren ‘perder lo ganado’.
Correa, viendo que su legado se desvanece quiere una Asamblea Constituyente, pero vista con ojos verdeflex que ya sabemos cómo terminan esos enredos filosóficos. A un líder también se lo mide por la gente que lo sigue.
Se necesita verdaderas acciones, de la misma contundencia y radicalidad de la gestión anterior, pero objetivas y neutrales a favor de la nación, porque donde pase lo que ya no queremos que pase, el señor Moreno será el ‘gran traidor’ y nosotros seremos quienes sigamos pagando los banquetes en otra década para ese grupúsculo que le podrán otra vez ‘ganada’. (O)
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