En la vida no hay líneas rectas

Juan Aranda Gámiz

Caminamos, pretendiendo ir de un punto A a otro punto B, en línea recta, o al menos eso es lo que pensamos cuando salimos y precisamos llegar a destino, desconociendo los obstáculos que encontraremos y las alternativas que tomaremos para cumplir nuestro propósito.

En la vida no hay nada tan recto como ese hipotético trayecto que tienes en mente, porque al dialogar chocarían las actitudes frontales, ya que la rectitud se lima mirando y dialogando, comprendiendo y aportando.

Y todos los vaivenes que vamos dibujando en nuestra mente, o en la ruta terrestre que elijamos, conforman líneas curvas o quebradas, acorde siempre al azar, las circunstancias, las elecciones, las preferencias o las maniobras que preferimos realizar para esquivar o confundirse en un mar de oportunidades y descubrir, o simplemente para alejarse de tantas miradas que pretenden controlar y/o analizar nuestro rumbo diario.

También hay caminos paralelos, pues encontramos una imagen, o una actitud, y deseamos seguirla por el contenido de sus pasos o los mensajes que va dejando, como una estela que se quiere copiar e incorporar en nuestras vidas.

A veces emprendemos líneas circulares, intentando estar presente en la vida del otro en todas las esquinas posibles, porque nos brote del alma un cortejo constante para deslumbrar, en lugar de regalar flores o un poema, aunque también podría corresponderse con el intento de acoso que algunos incorporan en sus vidas.

Y también hay quien dibuja -al caminar- líneas onduladas, porque los caracteres tienen sus altibajos, al igual que los sueños cuando tocan tierra o las esperanzas si se cruzan detalles en su camino que, por momentos, suenan a verdaderos limitantes y a veces penosos, por inesperados y condicionantes.

Por último, encontramos líneas entrecortadas, porque vamos saltando y nunca concretamos, y que provocan que la continuidad de nuestras ambiciones quede interrumpida por proyectos inconclusos o la verdad, que está sujeta a valoraciones constantes.

No me preocupa que no haya líneas rectas, porque esas solo quedan para los mapas de carreteras, sino que se intente buscar el camino más corto para el deseo más grande, porque son los pasos los únicos que definen el tipo de línea y los sueños los que estructuran la ruta a seguir. (O)