Democracia latinoamericana

Santiago Pérez Samaniego

La región latinoamericana después de la segunda guerra mundial (1945) quedó en su mayoría bajo la influencia del bloque occidental formado a raíz de la finalización del conflicto mundial. En 1948, con la conformación de la Organización de Estados Americanos, EE.UU. marcó su impronta de influencia, imponiendo su agenda geopolítica y económica, incluyendo automáticamente al continente en la llamada guerra fría con el bloque soviético.

En los años 50, países como Bolivia y Guatemala realizaron algunos intentos de reforma radical, traducidas en revoluciones de tinte nacionalista que quedaron sin efecto con la excepción de la Revolución Cubana.

En la década de 1960 hasta 1970 la dominación oligárquica y estructuras de poder imponían la agenda en el continente. El cambio social en esta época se ve marcado por dictaduras militares. Los años 80 tienen como principal característica el regreso a la democracia y a gobiernos civiles. Se pasó de la demanda de la revolución a la exigencia de sistemas guiados por un orden democrático, este momento en particular se ve marcado por transiciones de dictaduras a democracias y sobre todo de reflexiones en relación a los procesos de transición que se daban en la región.

En 1989 – 1991, con la caída del muro de Berlín y los bloques soviéticos, el mundo comenzó a analizar los procesos de transición hacia un modelo de consolidación y estabilización de las democracias en un marco de globalización y comprensión mundial del sistema con el reconocimiento y legitimidad de la comunidad internacional.

A partir de 1999, llegaron al poder los llamados gobiernos “progresistas”, con su eventual declive podemos constatar un debilitamiento democrático con su característico tinte populista, dictatorial y acaparador de los poderes del Estado que identificó la práctica política y de administración estatal debilitando libertades y derechos fundamentales.

El continente latinoamericano se ha caracterizado por seguir y replicar modas políticas en la historia, muchas veces impuestas por las grandes potencias. Estamos entrando en un nuevo ciclo de cambios políticos donde tenemos la oportunidad de fortalecer los sistemas y recuperar la institucionalidad democrática. (O)

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