De política, politiquería y odio

Santiago Ochoa

A la política se la puede definir como el arte de servir a los demás, o como todas las orientaciones, directrices y acciones que rigen la actuación de una persona o entidad en un determinado campo. Entonces, para servir a los demás no es importante el partido político, el género, la raza, las preferencias sexuales, la ideología política, la clase social, etc. Es importante pensar en los demás. Desde su concepto quienes hacen política (incluida la sociedad) deben tratar de buscar el bien común, actuando bajo principios económicos, sociales, morales, éticos entre otros, para generar bienestar.

Por otro lado, ¿qué es la politiquería? La politiquería se podría definir como la degeneración de la política. Podría ejemplificarse como todos los ofrecimientos que no se sustentan en el bienestar común, como todas las acciones que muestran un aprovechamiento del poder en favor del bien individual, como todos los ofrecimientos en función de la ira o la indignación de la sociedad. La politiquería también es fingir poner los intereses de la población como “prioridad” cuando el verdadero propósito es el bienestar individual de quien aspira o está en un cargo.

¿Y qué tiene que ver el odio en todo esto? El odio va más pegado al concepto anterior, pero se traslada a la sociedad. Bajo pretexto de que la población ha sido maltratada, ¿la población debe maltratar a quien le agredió?

Si alguien comete una falta, sea de agresión, corrupción, o de cualquier tipo, debe responder ante la sociedad y ante la justicia; pero, la sociedad no debe promulgar odio; sino, solo somos parte del problema, no de la solución.

Política se pude hacer desde cualquier rincón, el odio también. Decidamos qué sociedad queremos ser, la que crítica y odia, o la que propone, construye y rechaza los actos que como sociedad nos dañan. (O)

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