En la gran Catedral

Mons. Alfredo Espinoza Mateus, sdb

Hoy voy a hablar de la gran celebración en la Catedral de San Patricio de Nueva York, con la presencia de la Imagen Peregrina de la Virgen de El Cisne.

Una cuadra antes de llegar a la Catedral, el P. Armando Jiménez, Rector del Santuario, y yo, nos pusimos al frente para cargar el anda sobre la que iba la Sagrada Imagen.

Se esperó un breve momento para ingresar con la Imagen, mientras tanto los sacerdotes fuimos a revestirnos.

La entrada a la Catedral de San Patricio fue imponente con las banderas de Estados Unidos, Ecuador y Vaticano. Ella entró en medio de la calle de honor de unas ciento cincuenta floreras que agitaban sus ramos al paso de la Imagen mientras sonaba el himno “Que bella eres, Virgen de El Cisne, que bella eres”.

Presidí la Eucaristía con una Catedral totalmente llena, unas tres mil doscientas personas. Estábamos allí, en el corazón de la fe de tan grande ciudad. Concelebraron conmigo los sacerdotes Armando Jiménez, Gilber Jiménez, Jaime Chamba, Esteban Sánchez, quien es párroco de Peekskill, Carlos Limongi, Vicario y otros sacerdotes pertenecientes a la Arquidiócesis.

En la homilía invité a mirar a María y a su corazón de madre. Ella, decía yo, los ha acompañado en este viaje hasta esta tierra americana. La han traído ustedes en su corazón y sienten su presencia siempre cercana.

También les pedí el compromiso, tomando el Evangelio del día, de ser anunciadores de la Buena Nueva. La devoción a María nos debe llevar a salir para comunicar la alegría de ser cristianos.

Al final, el Cardenal Timothy Dolan, coronó a la Imagen y dirigió un mensaje a todos. Le hice la entrega de unos regalos en nombre de la Diócesis y volví a invitarlo para que venga en agosto a Loja.

Lo que me alegró mucho es que él nos pidió una Imagen de la Virgen para que esté en la Catedral.

La Churonita estará allí, mirando a sus hijos migrantes. Ellos no han dejado su devoción y podrán luego acercarse a verla y orar ante Ella.

Fue bueno celebrar y compartir con ellos esta fe y amor mariano. (O)