Lo que pretenden es contribuir en varios aspectos con la ciudad que los ha acogido. Dicen sentirse a gusto.
“Me siento como en casa”. Esa es la expresión con la cual Gilberto Pacheco Chacón, un ciudadano venezolano que lleva un año radicado en Loja, describe la calidez con la cual la ciudad lo ha acogido a él y a su familia.
Él forma parte del grupo de ciudadanos venezolanos que ha llegado en los últimos meses a Loja para iniciar una nueva vida. Muchos de ellos son profesionales en distintas áreas en su país. Por ejemplo, Gilberto estudió música, especializándose en trombón, e imparte sus conocimientos en el Conservatorio de Música ‘Salvador Bustamante Celi’.
El ciudadano se siente a gusto en Loja por muchas cosas, entre ellas porque tiene un clima similar a donde vivía en su país. Pero él no solo quiere agradecer a Loja y sus ciudadanos por recibirlo y abrirle las puertas, sino también quiere aportar en lo que sea necesario.
Organización
Aunque no existe aún una cifra exacta de cuántos venezolanos como Gilberto han llegado a Loja para iniciar una nueva vida, a decir de Franklin Pérez Belandría, integrante de la Comunidad de Venezolanos en Loja (Covelo), organización que está en proceso de conformación, en la urbe serían al menos 500 compatriotas suyos. Esa información la da porque es esa la cifra estimada la que se comunica por Facebook o WhatsApp. Sin embargo, cree que habría más compatriotas en esta ciudad, tomando en cuenta a quienes no usan este tipo de recursos comunicativos.
En el Parque Recreacional Jipiro, ayer, muchos venezolanos en Loja convergieron por primera vez en un encuentro en el cual se socializaron algunos temas de tipo legal, así como se efectuó un censo para conocer con la realidad socioeconómica de los asistentes, y recopilar información sobre la formación y experiencia profesional que poseen. Con ello, dice Pérez Belandría, esperan en un futuro establecer contactos para que sus compatriotas en Loja puedan ser incorporados al área laboral de acuerdo a su formación y experiencia.
Algo que destaca el integrante de la Covelo es que en la ciudad existen muchos casos de coterráneos suyos que trabajan en diferentes ámbitos. “Sabemos que existen ya muchas personas (venezolanas) sumando al desarrollo de esta ciudad, dentro de los cuales nombramos profesionales en el área de la educación, profesionales que han venido destacándose con un perfil académico bastante único para la ciudad”, asevera.
Otras labores
No todos los ciudadanos venezolanos con formación académica en su país pueden laborar en lo mismo aquí en Loja. Muchos de ellos recurren a otras actividades, como meseros, empleadas domésticas, comerciantes…
Lourdes Iparraguirre Vargas señala, por ejemplo, que en Loja se les ha dado la oportunidad de trabajar en varias actividades. “Eso es una gran ayuda”, indica, a la vez que aclara que esos son trabajos dignos para ellos. Respecto a la venta en las calles, reconoce que es algo que tiene restricciones, pero menciona que están trabajando para evitar que continúe esta actividad, y más bien laboren en otras áreas.
Iparraguirre Vargas es licenciada en Educación y fue presentadora de programas de televisión en su país, pero en Loja no ha podido encontrar trabajo en esas áreas. Por lo pronto labora como mesera en un restaurante y dice sentirse “dignificada”, porque es algo que la ayuda a crecer como persona.
La solidaridad también es otro valor de la comunidad venezolana. Una muestra de ello es que ayudan a algún compatriota a conseguirle trabajo. Para ello difunden información, en un grupo de chat de WhatsApp, sobre los sitios donde requieren contratar personal. “Todos somos un equipo, todos somos una comunidad. Nos tenemos que ayudar y darnos la mano entre todos para seguir adelante”, afirma.
Educación
Muchos ciudadanos venezolanos no han venido solos a Loja, sino que lo han hecho con sus familias, entre ellos sus hijos, quienes han empezado una nueva fase al estudiar en los planteles educativos de la localidad.
Andreína Carrión Conde ve a la educación ecuatoriana como “muy completa”. Su hija, de ocho años, para ingresar a un establecimiento lojano, tuvo que recibir clases de nivelación, pero actualmente se encuentra bien, y ha gozado del respaldo de quienes están en el plantel.
Andreína Carrión manifiesta que no existe ningún tipo de problema por ser de otro país, sino que más bien la niña se siente contenta. Asimismo, aclara que su familia y ella han sido bien recibidas por los lojanos, y no se han dado actos de xenofobia. Dice que en Quito, donde también estuvo un tiempo, “sí se sienten” actitudes xenofóbicas. (JGN)
Atención a niños venezolanos
Fabián Herrera Vargas, director Distrital del Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), recuerda que Ecuador es un país que ha suscrito algunos tratados internacionales, entre ellos el de Derechos Humanos, y también con su Constitución y su Código de la Niñez y Adolescencia, establece que cualquier infante, sea cual sea su nacionalidad, que está en territorio ecuatoriano, tiene los mismos derechos de los nacionales.
Bajo ello, explica, los niños venezolanos de 0 a tres años de edad, pueden acceder a servicios como la atención en los centros de desarrollo infantil. En caso de presentarse algún acto discriminatorio o que atente con los menores, invita a denunciar.
Venimos a sumar, no a restar”
Lourdes Iparraguirre Vargas
Me siento como en casa”
Gilberto Pacheco Chacón
Sabemos que existen ya muchas personas (venezolanas) sumando al desarrollo de esta ciudad…”
Franklin Pérez Belandría