El otro porqué del subdesarrollo

Fredy Cueva Castillo

Antes de la llegada de la revolución industrial, el mundo vivía sumido en la pobreza, es más, algunos estudios determinan que en el siglo XVIII el 99% de la población mundial vivía en pobreza y pobreza extrema, es decir, la pobreza era la condición natural de la inmensa mayoría de las personas y los países, incluidos los europeos.

Después de la revolución industrial de 1830, la economía de los países deja de basarse en la agricultura y las artesanías para fundamentarse en las industrias y en el desarrollo industrial, incluso la misma agricultura primaria entra en un proceso de industrialización.

Pero no todos los países se subieron a este tren del desarrollo, muchos quedaron fuera y aún sustentan sus economías de actividades agrícolas primarias, con poca generación de valor, ya que sus recursos naturales poco tecnificados y sus recursos humanos poco formados generarán escaso crecimiento económico.

El otro porqué del subdesarrollo obedece a razones de tipo sociológico y de comportamiento humano, incluso la Cepal desde los años 50 intenta explicar el subdesarrollo de Latinoamérica utilizando el discurso de la dependencia, donde los países imperialistas como el Reino Unido y los EE.UU. explotaban a los países subdesarrollados, es decir la riqueza del primer mundo necesita del retraso del tercer mundo y que las condiciones de desigualdad nunca cambien.

Creer que el primer mundo se desarrolló en base a la explotación del tercer mundo, generó una importante escuela del pensamiento, de la cual se alimentó la izquierda latinoamericana y sumada a las teorías del capital-trabajo propuestas por los marxistas tuvieron el discurso perfecto para sustentar la apología a la pobreza y el desprecio por todo lo que signifique lucro o riqueza.

Lastimosamente, este es el discurso que vende, que sustenta la lucha de clases tan vigente en países como el nuestro, olvidando que las verdaderas causas de nuestro subdesarrollo se fundamentan en nuestra poca predisposición para el trabajo, y nuestro desprecio por la riqueza, olvidando que esta, es la mejor arma contra la pobreza. (O)

[email protected]