Academia

Por las redes sociales, me enteré que un ilustre Economista, con varios Doctorados Honoris Causa, habría dicho algo así: “Yo ya me cansé. Llámele como le dé la gana, crisis, recesión. Académicamente, sabemos que no estamos en crisis”. Esa célebre frase denota una gran sabiduría del Economista quien, gracias a sus dotes pedagógicas por su anterior trabajo como profesor, sabe que, según los cánones académicos (doctrina y ejercicios prácticos, supongo), no hay crisis. Bajo este razonamiento, si es que un paciente acude a un consultorio con un fuerte cólico miserere, y el médico lo ausculta, muy bien podría decirle que, revisados los libros y sus apuntes de clase, sus síntomas no representan ninguna enfermedad, por lo que no le recetará nada, y le pedirá que abandone su consultorio ya que, académicamente, el paciente no está enfermo. Si el susodicho muere después en medio de retorcijones y dolores insoportables, será quizá por haber dado oídos a los rumores malsanos de la gente, que le repetía que está enfermo, que repose, que se tome algo, pero él, confiado en la sacrosanta y sabia palabra de su Médico de cabecera, no se tomó absolutamente nada, porque el doctor le dijo que, académicamente, está sano. Trabajadores que han perdido su empleo, comerciantes que se angustian porque no venden sus productos, empresarios que se ven obligados a recortar personal y gastos para no cerrar sus empresas, profesionales que hacen fila para obtener un empleo ‘de lo que sea’ en la construcción del metro de Quito, están absolutamente equivocados, ya que, académicamente, no hay crisis, y si no lo entienden es culpa de ustedes, por no haber escuchado las sabias enseñanzas del ilustre Maestro, que les demostrará que, académicamente, no hay por qué preocuparse. Ese mismo sabio, dueño de la verdad absoluta, intenta por todos los medios intervenir en la Academia, tratando de desconocer la legítima elección de un Rector de una prestigiosa Universidad, quizá para, una vez que concluya su mandato y regrese de Bélgica, optar por un cargo de profesor y demostrar urbi et orbi que, académicamente, su gobierno fue el más respetuoso y exitoso de todos los tiempos.