El abogado Rodrigo Cajas Encalada se ha convertido en el referente del Derecho en el sur del Ecuador

Gestión. En los Tribunales del Crimen defendió a las personas privadas de la libertad. Antes no existían los defensores públicos.
Gestión. En los Tribunales del Crimen defendió a las personas privadas de la libertad. Antes no existían los defensores públicos.
Convicción. Dejó en su momento el cargo de juez de tránsito y rechazó una designación como fiscal por dedicarse al libre ejercicio.
Convicción. Dejó en su momento el cargo de juez de tránsito y rechazó una designación como fiscal por dedicarse al libre ejercicio.

Su norte es que la verdad prevalezca y la obra ‘El alma en la toga’, de Ángel Osorio, es su código de ética.

La obra ‘El Tratado de Práctica Forense’, de Gonzalo Merino Pérez y una máquina de escribir, marca ‘Olivetti’, fueron las dos herramientas de trabajo con las cuales Ángel Rodrigo Cajas Encalada se vinculó al mundo del Derecho desde cuando cursaba sus estudios secundarios en el colegio nocturno ‘Julio Moreno Espinosa’, de la ciudad de Santo Domingo de Los Colorados, en la actualidad capital de la provincia de Santo Domingo de Los Tsáchilas.

Él en esa ciudad complementaba sus estudios secundarios con el trabajo que realizaba en un bufete de abogados. Su inclinación por la abogacía la forjaron Édgar Molina Montalvo, candidato a la vicepresidencia de la República del Ecuador, quien fue el binomio de Abdón Calderón Muñoz, en la época de la dictadura militar; y otros como Jorge Marchán Fiallos y Jaime Barragán, decanos de la facultad de Jurisprudencia de las universidades de Quito y Guayaquil, en su orden.

Trabajaba y estudiaba

Él de día trabajaba y de noche estudiaba en ese colegio técnico, en donde estuvo de tercero a sexto curso, pero no en la especialidad de Estudios Sociales sino en la de Físico Matemáticas lo que le impidió que su anhelo de ingresar a estudiar a la Universidad Central del Ecuador se cristalice y regrese a su natal Loja para matricularse en la Universidad Nacional en donde no exigían un título similar a la carrera que el bachiller deseaba seguir.

“En ese tiempo en la Universidad Nacional de Loja no exigían la especialidad de Sociales y recibían en la carrera de Derecho a estudiantes de cualquier especialidad”, comenta Cajas Encalada, quien se graduó de abogado de los tribunales de justicia de la República del Ecuador en 1986 e inmediatamente se puso al servicio de la sociedad lojana y ecuatoriana a la cual defiende jurídicamente en los procesos judiciales para probar la inocencia de sus clientes.

Utilizó la máquina ‘Olivetti’

A Cajas Encalada, quien laboraba como secretario del Centro de Rehabilitación Social de Loja, la Dirección Nacional de Prisiones le asignó la misión, tras graduarse de abogado, de defender a los procesados que no tenían dinero para contratar un abogado (en esa época no existían los defensores públicos). Ello le permitió acudir a los Tribunales del Crimen a defender a sus clientes y formarse como un connotado penalista de la región sur del Ecuador.

“Durante los primeros 15 años de ejercicio profesional utilicé la máquina de escribir ‘Olivetti’ para ahí elaborar todos los escritos. En esa época no había computadoras y esa máquina de escribir me sirvió mucho y me volví muy diestro porque todo exigía rapidez. Esa maquinita es mi gran recuerdo”, expresa con añoranza el abogado Cajas Encalada, quien lleva 33 años dedicado al libre ejercicio y a cumplir con rectitud las enseñanzas que sus mentores le prodigaron.

Mejor penalista del sur

Poco a poco Rodrigo Cajas Encalada ha subido peldaño a peldaño en su carrera de abogado que le ha llevado a ser considerado como uno de los mejores penalistas del sur del Ecuador y ese reconocimiento le ha servido para advertir las posibilidades que tiene para defender a las personas al conocer cuáles son las evidencias y posibles pruebas que dispone la Fiscalía para él establecer una perspectiva del caso y poder demostrar la inocencia de su cliente.

“Mi norte es que la verdad prevalezca. Tengo como un código de ética la obra ‘El alma en la toga’, de Ángel Osorio, un escritor español, en donde le entrega al abogado las pautas más importantes para que uno se desenvuelva con ética, transparencia, honestidad y sobre todo diciendo y haciendo las cosas verdaderas sin que eso implique, de ninguna manera, afectar el derecho de terceras personas”, manifiesta el abogado Rodrigo Cajas Encalada.

Litigante al cien por cien

El abogado litigante indica que la vigencia de la Constitución de 2008 constitucionaliza al Derecho Penal y lo pone a tono con los derechos fundamentales de las personas y eso permite la aplicación de las salidas alternativas o procedimientos especiales para que en algunos casos los abogados al conocer que sus clientes son responsables del delito le recomienden que se acoja a uno de los procedimientos para que la pena disminuya.

“Litigué desde 1986 cuando estaba vigente el Código de Procedimiento Penal que era profundamente inquisitivo (…). Esa era una época de triste recordación porque se abusaba de la prisión preventiva. En ese tiempo los comisarios e intendentes de Policía tenían facultades de jueces instructores y conocían los informes del SIC (Servicio de Investigación Criminal) de la Policía y si decía que se presumía la responsabilidad de un ciudadano en tal delito le imponían la prisión”, recuerda el penalista.

Servicio a comunidad

Cajas Encalada ama el Derecho ante todo por el contenido social y humano que lleva a que su trabajo como abogado sea reconocido por quienes defiende y por eso se prepara permanente en cursos, especializaciones y diplomados porque como él dice: “Es indispensable estar en permanente capacitación porque el Derecho es dialéctico y si no estudiamos somos cada día menos abogados y al ser menos abogados no estamos capacitados para brindar nuestro servicio a la comunidad”, dice el jurista.

La vocación por el Derecho le ha llevado a Cajas Encalada a dejar en 1989 el cargo de juez de tránsito y rechazar en su momento una designación como fiscal. Él tiene una hija (Andrea) que sigue sus pasos y es especialista en Derecho Constitucional; y, además, varios sobrinos abogados que viven en la ciudad de Quito y destacan como profesionales del Derecho, que como él dan la vida por la justicia.

TOME NOTA

En 1986 Rodrigo Cajas Encalada se graduó en la Universidad Nacional de Loja como abogado de los tribunales de la República del Ecuador.