Acierto o desacierto

Pablo Ortiz Muñoz

Resulta sorprendente para los ecuatorianos la decisión tomada por la Asamblea Nacional el día 14 de agosto de 2019, respecto al Juicio Político contra cuatro miembros de Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, incluido su presidente.

A mi criterio, una acertada decisión la destitución de estos miembros, que en definitiva no fueron a cumplir la misión para la que fueron electos, es decir, continuar con el proceso de fiscalización, evaluación y control sobre los actos administrativos de los funcionarios públicos de las instituciones del Estado, sino a meter mano en las decisiones tomadas por el anterior Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio y destruir todo lo actuado.

Esta decisión de la Asamblea favorece en algo su ya tan cuestionada actuación fiscalizadora, respecto a muchos hechos políticos y de corrupción que se han venido dando en el país por parte de muchos funcionarios públicos y colegas que gozan de la mal llamada inmunidad.

Bueno, pero cuál es el argumento para apoyar tal decisión. Es que acaso la historia no nos enseña nada o no se presta para entender, son más de 100 años en que el liberalismo separó el poder del Estado, del poder de la Iglesia. Sabia decisión que nos encamino al desarrollo y nos permitió salir de los rezagos de la época medieval.

Claro está, que esto no significó que le pueblo ecuatoriano haya dejado su condición de pueblo católico. Algo si es lógico, la Iglesia y el Estado no van de la mano. Cada uno tiene sus propias funciones dentro de la sociedad y sus miembros de igual forma.

No niego que en la Iglesia como institución puedan existir personas con mucha capacidad, pero esa capacidad debe ser orientada hacia otros objetivos, los de su competencia. Tanto se equivoca el pueblo al votar, o vota sin pensar. Pero también la gran pregunta ¿Por quién votar? si todos son unas bellezas. Imaginen, falsificar documentos, tratar a toda costa de destruir lo poco que se ha logrado en la lucha contra la corrupción, etc. Por un lado, el pueblo elije; por el otro, paga sus propios errores y no aprende. (O)