Devoción que nos une

Lucía Margarita Figueroa Robles

Dentro de las procesiones religiosas consideradas como las manifestaciones católicas más importantes y numerosas de América Latina, se ubica la romería de la Virgen del Cisne al sur de la región, en nuestra campiña lojana, durante de agosto; y es por ello que esta fe instaurada desde el siglo XVI reúne a devotos de diversos puntos del planeta, para rendirle culto a la madre, que alegóricamente es representada por una majestuosa imagen tallada por el escultor y tallador español, que desarrolló su trabajo en el marco de la afamada escuela quiteña de arte de la época, Diego de Robles y Núñez de Ayala, quien quizá inspirado en la Virgen de Guadalupe talló la imagen en un tronco de madera con el toque vivificante de la espiritualidad que ha sido característica del indígena y mestizo ecuatoriano.

Es así que, dentro de la historia que ha marcado una fecha importante en el calendario de los lojanos, consta además la iniciativa del reconocido militar y político venezolano que fundó las repúblicas de la Gran Colombia, me refiero a Simón Bolívar, figura destacada de la emancipación hispanoamericana frente a la invasión española, quien al observar que tras años de devoción, esta fe se multiplicaba, decretó en 1826 la visita de la Virgen del Cisne a la ciudad de Loja, junto a una feria anual en su honor.

De ahí que a partir del 15 de agosto inicia la fiesta en su parroquia de origen, mientras el 17 de agosto, la imagen de la ‘Churonita’ se despide de El Cisne para iniciar un largo recorrido, acompañada por miles de fieles devotos que atiborrados de fe y esperanza envían sus promesas hasta el cielo.

Es así como se pone de manifiesto nuestro folclor, a través de la fe, devoción, algarabía y el colorido de fiestas, danzas, música, representaciones dramáticas, artesanías, platos típicos, vestimentas, etc. Y es que a pesar de situarnos dentro de un área cultural andina, hemos recibido la influencia mediterránea de colonizadores españoles, para enriquecer nuestra diversidad cultural autóctona con celebraciones vernáculas, hermanadas a costumbres del Viejo Mundo. (O)