¿ALGUIEN QUIERE ESCUCHAR?

Robert Blacio

En este artículo de opinión no me referiré a los hechos ocurridos la semana que pasó, donde brilló con luz propia un sinnúmero de presuntos actos de corrupción, pese que estamos viviendo una pandemia donde mueren día a día miles de personas, no se puede entender que haya políticos que se quieren enriquecer a costa del sufrimiento de las personas, me parece demasiado miserable.

Por eso nunca deja de sorprenderme la sabiduría de la gente sencilla, la cual refleja experiencia en la vida misma, siempre utilizando frases para describir actitudes de la gente, recuerdo una “los políticos escuchan poco y hablan demasiado”.

Escuchar es una habilidad maravillosa, pero poca utilizada, más aún por los políticos, ellos creen que tienen todas las soluciones para todos los problemas de la sociedad. Winston Churchill primer ministro británico emitió su opinión sobre la importancia de escuchar a través de esta frase célebre: “Se requiere coraje para levantarse y hablar; también se requiere coraje para sentarse y escuchar”.

Los políticos sólo oyen lo que quieren oír, pero escuchar no es lo mismo que oír, si quieren conocer las necesidades de la gente deben obligarse a sí mismo a escuchar con atención. La gente esta deseosa que la escuchen, la nueva generación de políticos debe aprender a escuchar, con este sencillo acto les permitirá formular cambios profundos en un estado devastado por la corrupción y la politiquería.

Recuerdo una vez en el ejercicio de mis funciones, que recibí una llamada a las dos de la tarde desde la capital, y me comunican que debo estar en Macará a las tres de la tarde, le pregunté para que día, a lo que respondió ¡hoy!, mi respuesta fue, conoce que de Loja a Macará hay un promedio de tres horas de viaje aproximadamente; en ese momento entendí, que muchos “lideran” únicamente desde su escritorio y jamás conocen la realidad del país.

Para conocer esa realidad, la nueva generación de políticos, deben crear oportunidades para hablar con la gente y escuchar activamente sus respuestas. Las nuevas leyes y la nueva forma de gobernar deben tener sus cimientos en la gente y no desde un escritorio.

Finalmente, hago alusión de lo que nuestros abuelos decían: “no podemos ocultar que todos somos producto de la crianza y del entorno en que crecimos”.

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