‘Siempre sabía que debía salir adelante’

CONTENTA. La flamante abogada durante su investidura como profesional.
CONTENTA. La flamante abogada durante su investidura como profesional.

Rosa Litardo se graduó como abogada. Pese a su discapacidad, no se limitó y ahora va por una maestría.

Rosa Andrea Litardo Campuzano es llamada cariñosamente como ‘Rosita’, tanto por sus familiares como por sus amigos. Recientemente se graduó como abogada en la Universidad Autónoma de Los Andes (Uniandes), en Quevedo, siendo considerada una de las mejores estudiantes.

Y es que esta joven de 30 años ya sueña con tener un título de cuarto nivel, por lo que se ha planteado cumplir con su maestría en la rama del Derecho, que es su pasión.

No se siente limitada, pese a que tiene un 50% de discapacidad física. Ella cuenta que esto se debe a que nació a los siete meses de gestación (lo normal es nueve meses) y por ende no había completado su desarrollo, por lo que apenas pudo caminar a los 7 años, y aunque aún lo hace con dificultad, siempre tiene una amplia sonrisa que parece dibujada en su rostro.

En la unidad educativa Insutec, adjunta a Uniandes, se desempeña como parte del área de Secretaría desde hace seis años. Es soltera y sin compromisos, pero no descarta contraer nupcias en un tiempo no muy lejano.

Historia

‘Rosita’ asegura que tuvo una infancia un poco difícil, pero que la motivó a salir adelante para convertirse en el orgullo de su familia. Aseguró que para lograr caminar a la edad de siete años tuvo que ser sometida a un tratamiento, con el que logró dar sus primeros pasos, ante el sufrimiento de su madre, quien siempre soñaba con verla de pie y desarrollarse con normalidad.

Litardo asegura que sus primeros años de vida los vivió en el cantón El Empalme (Guayas), donde estudiaba en la unidad educativa El Carmelo. Sin embargo, asegura que pese a que estudiaba con chicos de su propia edad, nunca nadie se burló de su condición y más bien tuvo muestras de apoyo.

Anecdóticamente, cuenta que solía fugarse de clases junto a sus amigas y que era muy inquieta. “Incluso cuando estaba en un colegio religioso llamado El Carmelo, era tremenda. Una vez le quité el velo a una monjita y me di cuenta cómo utilizaban el velo, se lo ponían como una diadema, era mucho más simple de lo que pensaba (ríe)”.

La chica asegura que todo cambió en su etapa universitaria, donde ya se aplicó a sabiendas de que debía profesionalizarse de la mejor manera. Dice que escogió el derecho porque siempre su afán ha sido defender al más débil y hacer justicia, revelando que es muy ‘peleona’ y que no existe algún obstáculo para salir adelante.

“Siempre sabía que debía salir adelante. Luché por conseguir un título de tercer nivel y lo logré. Ahora debo seguir cumpliendo con mis metas y voy por la maestría. Agradezco a los directivos de la universidad Uniandes, por apoyarme para cumplir con esta carrera, también a mis compañeros y al licenciado Bolívar Yépez, quien fue quien me apadrinó”, expresó la joven, quien radica en el sector Villa Franca, en la parroquia El Guayacán.

Rosa Andrea indica además que a sus 30 años, su discapacidad no la acompleja en absoluto y que le gusta divertirse. “Soy hiperactiva, no paro en un solo lugar, solo muy pocas veces ando de mal humor”, indica la chica, quien todos los días se levanta a las 06:30 para arreglarse, desayunar y salir al trabajo. Se considera muy puntual y que incluso suele llegar hasta con una hora de anticipación a algún compromiso.

“A los jóvenes les digo que salgan adelante, que estudien y se esfuercen. Es bonito salir adelante y luchar por lo que queremos. Hay jóvenes que lamentablemente lo tienen todo y caen en las ‘garras’ de la drogadicción”, expone. (JVV)

EL DATO

Rosa tiene tres hermanos menores: Darwin, Solange y Valeria. Sus padres son: Ramón Litardo y Liliana Campuzano.

“Luché por conseguir un título de tercer nivel y lo logré. Ahora debo seguir cumpliendo con mis metas y voy por la maestría”.

FAMILIA. Siempre ha contado con el apoyo de sus allegados.
FAMILIA. Siempre ha contado con el apoyo de sus allegados.