Nueva generación decapitada

Richard Salazar Medina

Vivimos tiempos en que lo pragmático se ha impuesto a lo trascendente. El libre pensamiento, la lectura, la cultura, e interés en el cultivo de las artes y el intelecto en el país están en franco desmedro. Paradójicamente, sin la reflexión, la investigación y el pensamiento abstracto, que es el origen de la creatividad y la innovación, es imposible el desarrollo de la sociedad.

Así, en lugar de que haya menos violencia, menos machismo, menos racismo, menos intolerancia, 50 años después de las primeras luchas por la ruptura de los esquemas contra la libertad de pensamiento, como el Mayo del 68 francés, Tlatelolco en México, el rock irreverente, los movimientos sociales. Vivimos tiempos donde la máxima de “poderoso caballero es Don Dinero”, son cada vez más terminantes.

Lo experimentado en los últimos años demuestra que Ecuador sigue siendo una isla con un pequeño grupo de isleños que se rasgan las vestiduras y amenazan secesiones por el matrimonio civil igualitario; lo peor es que creen que tienen razón cuando a lo último que apelan es a la razón. El nivel de debate y de cultivo de la academia ha bajado dramáticamente, al punto que hoy tenemos como cabeza de una seudofunción del Estado a una caricatura como Tuárez.

Hay siempre amenazas que se cerrarán las facultades de Ciencias Sociales en las universidades, por falta de presupuesto. Si bien eso es abominable, habría que ver también la calidad de docentes y los contenidos que dictan. En algunas universidades públicas se enseña como doctrina que si Correa fue populista, el populismo es lo mejor que le pudo pasar al país.

Y es que en tiempos del correísmo se cooptó a varios seudointelectuales que trataban de darle teoría a los abusos del autoritarismo. Cual los autores de “Ecuador, una nación en ciernes”, cernieron hasta sacar todo el jugo. No se vendieron por un plato de lentejas, sino de arroz verde. Estos exacadémicos defensores del caudillismo, hoy deambulan por bibliotecas o por pasillos de la Asamblea, pero no son más que la nueva generación de decapitados.

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