Y si perdemos Hong Kong

Alejandro A. Tagliavini

La crisis de Hong Kong continúa imparable, incluso después de que la jefa del gobierno local dijera que la manifestación del domingo 18 de agosto, que se caracterizó por la ausencia de incidentes violentos, puede ser “el comienzo para que regrese a la paz”.

Pekín, que le teme a un Hong Kong demasiado “díscolo” que sirva de ejemplo a los ciudadanos de China continental, ha utilizado todas las tácticas posibles: brutalidad policial, envío de tropas a la ciudad fronteriza de Shenzhen para amedrentar, alusión a la masacre de Tiananmen y demás.

Facebook dice que China utilizó sus servicios para desacreditar a los manifestantes y Twitter suspendió 986 cuentas que “están coordinadas en el marco de una operación respaldada por el Estado” chino. Siempre juegan con el miedo para amedrentar y superar el miedo ya es un principio importante.

A diferencia de Macao, Hong Kong mantiene cierto nivel de libertad porque todavía tiene poder real. Li Ka-shing, de 91 años, el personaje más rico de Hong Kong cuya fortuna -según Forbes- ronda los 27.000 millones de dólares, publicó varios anuncios en la prensa local en los que pedía que se “detuviera la violencia y el enfado en nombre del amor”.

Si la economía sigue cayendo como en el segundo trimestre, cuando registró una contracción del 0,3%, Hong Kong perderá influencia. Los altercados han provocado un retroceso en la afluencia de turistas, en especial chinos continentales, cuyas compras se han reducido entre 30 y 50%.

En 1997, el PIB de Hong Kong representaba una quinta parte de todo el que acumulaba el país asiático, pero ahora no pasa del 3%. De cualquier modo, constituye la puerta de entrada de la mayoría de las inversiones foráneas directas que recibe China -71,5% en 2018- y aquí reside su fuerza.

Los problemas de la libertad exclusivamente se solucionan con más libertad, en lugar de estas manifestaciones masivas que podrían resultar contraproducentes al provocar la represión de Pekín, los ciudadanos deberían buscar el modo de fortalecer su poder económico y, así, afianzar e, incluso, aumentar su libertad.

Miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California

@alextagliavini