Globalizados por el futbol

La verdadera pasión que ha despertado entre nosotros este deporte ha dado origen a Asociaciones Barriales y clubes.

La única actividad que ha logrado integrar sin dificultades a todos los países sin distingo alguno, es el fútbol, cuya organización tiene una central, la Federación Internacional de Fútbol Asociado, la FIFA, con una costosa erogación de los asociados. Dicha entidad ha elaborado un metódico sistema de eliminatorias cada cuatro años, donde gradualmente se establecen los mejores, en contiendas regionales y luego mundiales. Tiene una sede rotativa, entre los afiliados, y dirigentes que reglamentan las participaciones periódicamente. Así se han ido depurando participantes, métodos, técnicas, tácticas, jugadores y equipos, lo que permite reconocer cada cierto tiempo los mejores conjuntos a nivel internacional.
Este deporte, que se realizaba hasta hace unas tres décadas en el Ecuador en forma rudimentaria e informal, ha devenido en una organización nacional, la Federación Ecuatoriana de Fútbol, con un cuerpo dirigente de entendidos en la materia, que selecciona los jugadores, reglamenta y organiza la los campeonatos, los reglamenta y organiza a niveles nacionales e internacionales.
Sus efectos han sido saludables, estimulantes y tienen el mérito de haber despertado el pundonor nacional. Ya quisiese cualquier otra organización nacional obtener tales réditos en forma tan fructífera. Y en el ámbito mundial, se ha conseguido unificar a los habitantes del planeta frente a una tarea recreativa que cosecha satisfacciones significativas y que demanda necesariamente la unión, organización, mutuo conocimiento e intercambio humano enriquecedor.
El Ecuador, poco a poco, ha institucionalizado este deporte, por la forma cómo lo ha organizado, la infraestructura que ha conseguido montar y el escogitamiento de los deportistas provenientes de diversas regiones del país, siempre sobre cánones exigentes. Y ha despertado algo que nos es necesario: el afán de superarse profesionalmente, para representarnos dignamente.
Los dos triunfos de «la TRI» frente a Polonia y a Costa Rica, han elevado nuestra autoestima, nos ha liberado de los complejos de inferioridad que suelen afectarnos y ha probado que también en este ámbito deportivo disponemos de gente inteligente, como para intervenir en evento tan importante como el que hoy se desarrolla.