Parece mentira

Parece que ya no hay palabras creíbles ni normas de respeto para la sociedad ecuatoriana por parte de los políticos del país. La vergüenza de ellos se ha convertido en un cinismo de gravedad absoluta para la conciencia humana, lo que resulta sumamente peligroso para la dignidad del país y sus estructuras decentes, atropellándose la vocación natural y cultural de la clase digna.
Cuando los partidos políticos actuales incursionan en las decisiones y manejos necesarios de nuestra república hacia el bien colectivo hay que tenerles miedo, porque siempre han estado y estarán al servicio y beneficio de los partidos políticos, repartidos –como es costumbre– del mayor al menor partido votado únicamente. A éstos solo les ha interesado crear grandes confusiones en nuestra legislatura para contradecir una ley con otra. Esto les ha permitido violar la Constitución cuantas veces han querido sin que nadie les diga absolutamente nada, ni siquiera una fiscalización a sus condutas reprochables ha sido permitido para rendirle cuentas a sus electores.
La voluntad del pueblo ecuatoriano en materia de elecciones jamás ha sido respetada por los partidos políticos que están en ese congreso, que es una vergüenza. ¿Hasta cuándo vamos a seguir soportando tanto fraude electoral con estas imposiciones de vergüenza y reglamentadas por los mismos partidos políticos de este congreso para disfrutar de la voluntad soberana del pueblo ecuatoriano en las urnas y no la llenen de vergüenza, pena y lástima?
Los fraudes no representan nada ni a nadie, solo a la delincuencia. ¿Será acaso lo que tenemos como padres de la patria al frente de nuesra legislatura perversa? Entonces sí seguiremos teniendo esta clase de diputados. Si no cambiamos sus estructuras que reformen la Ley de Elecciones continuaremos en las mismas manos de los despiadados e inhumanos partidos políticos de siempre; es decir del PSC, PRE, ID y una corriente política mal llamada de izquierda que no ha representado la corriente real del pensamiento de izquierda. Por eso es que se han convertido en cómplices directos de las malas acciones de esos aparentes adversarios partidistas, al no denunciarlos en su momento oportuno de sus violaciones constitucionales, permitiendo que hagan del país lo que le da la regalada gana. Parece mentira, pero es cierto… Es infame.
La decisión de terminar con los atracadores de nuestra pobreza es patriótica y de hombres honestos. Pero si te dejas conquistar nuevamente por los mismos, declárate vencido, porque has permitido que se siga atropellando tus propios derechos al declararte enemigo de la libertad.
Tener miedo a una mejor calidad de vida es quedarse en el mismo sitio sin hacer nada, soportando la miseria sin compasión alguna que cambie tu ansiedad y te permita mejorar en el mismo sitio elegido al aceptar que te siga gobernando la corrupción. Solo hay un camino para los que piensan así: La Esclavitud. Entonces, sí que no habrá nadie que te salve de la vergüenza mayor del hombre, que es no disfrutar del vuelo genial de la libertad.
Hay dos etapas del sadismo político de diputados ecuatorianos: cuando se deshonra la conciencia humana de un alma que no sabe nada y cuando se consuela a otra mafiosa que solo sabe engañarnos dentro de la perversidad.