Nostalgia

Gabriel U. García T.

Cuando llegaba agosto venía el viaje al campo. El invierno había acabado y comenzaba el tiempo de molienda. Al finalizar la jornada la merienda era en la cocina. La sobremesa se abrigaba con las brasas del fogón y el calor de la familia. Los mayores conversaban y contaban sus historias, sus recuerdos. La vida en la frontera nunca fue fácil. Un tema recurrente era la guerra del cuarenta y uno y los esfuerzos inmensos de la gente por servir al País. También recordaban los viajes a Loja; a lomo de mula hasta Cariamanga para, luego, tomar un camión que transportaba, a la par, gente y carga.

A pesar de las penurias, no dejaban de hablar, con cierta emoción, de los viajes al Perú antes de la guerra y el comercio con los vecinos. Llevaban ganado, cerdos, manteca, granos, pavos. Traían cobijas, plásticos, dulces. En fin, a los dos lados de la raya, se vivía, en gran parte, del intercambio comercial.

Pero eso cambió. Con el paso de los años, las relaciones comerciales se fueron debilitando y la pobreza fue ganando la batalla. Ahora, que nuevos vientos de libertad empiezan a correr por la América mestiza, parece ser tiempo para pensar en reactivar la actividad comercial. A lo mejor es hora de crear una zona especial para el comercio en la frontera, como respuesta a los habitantes de nuestros once mil kilómetros cuadrados que exigen una vida mejor.

Pero el primer paso debe ser reactivar nuestra producción. Mecanizar el agro, mejorar la asistencia técnica, terminar la infraestructura de riego. Esto debe ir de la mano con nuevas iniciativas, como la de aprovechar nuestra cualidad de ser una potencia en cuanto a la producción de agua. Pensar en la venta de los servicios ambientales, que el Ecuador presta al vecino, y la necesidad binacional de conservación. Sobre ello ya tenemos un quijote, Mi Compadre, que emprendió su lucha para lograr que nuestros colindantes adopten árboles de nuestra tierra.

También meditemos en vender tecnología e innovación. En eso llevamos un paso adelante y algunas empresas que tienen un camino recorrido.

En fin, son temas todavía ausentes del debate político. (O)

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