¿Por qué?

En una reunión de amigos, uno de ellos se preguntaba ¿Cómo se puede entender que el pueblo ecuatoriano no se levante contra el Presidente, si hasta hace poco, por menores actos, las revueltas populares, incluso, defenestraron a presidentes?


Entre los presentes surgieron varias razones para responder a esta inquietud:


1.- En los inicios de las presidencias del Econ. Correa, los ecuatorianos ya demostraban cierto cansancio o decepción de la inestabilidad política en el país.
2.- El Presidente tuvo la suerte de que los precios del barril de petróleo se dispararan hasta alcanzar más de 130 dólares, cuando antes, el precio referencial no superaba los 35 dólares.
3.- Con ese dinero, el Economista Presidente, inició la política del cemento: construyó carreteras, edificios, hospitales, etc., lo que deslumbró a los ecuatorianos.
4.- A través de los subsidios y bonos, se rodeó de millones de fieles devotos del gobierno. Recordemos que cuando inició su presidencia el Estado entregaba el bono de la solidaridad a 1´200.000 ecuatorianos, luego esa cifra descendió a 800.000, y casi inmediatamente, subió a 1´800.000, que es última señalada por el Ministerio de Inclusión Social.
5.- El incremento en más de 1´200.000 personas, especialmente jóvenes, en la burocracia le brindó otro ejército de soldados políticos del gobierno.
6.- Dividió a toda organización social. Ninguna se ha salvado de la arremetida del gobierno, desde los colegios profesionales hasta los sindicatos.
7. Con la aprobación de la Constitución de Montecristi alcanzó concentrar en Carondelet tanto poder, que a la Carta Magna ahora se la califica como “Hiperpresidencialista”
8. Con la aprobación de la Ley de la Comunicación, limitó la labor de los periodistas. Son muy pocos los casos de medios y periodistas que han logrado sobrevivir a la angustiosa presión gubernamental.


Como si esto fuera poco, el gobierno logró cooptar todas las instituciones democráticas del país. “Metió mano a la justicia”, nombró a los miembros del Consejo de participación ciudadana y control social, con lo que pudo nombrar a su antojo a todas las instituciones: Consejo Nacional Electoral, Corte Electoral, Fiscalía, Corte Nacional de Justicia, Consejo de la Judicatura, etc.,etc.


Regó por las venas de la patria el miedo. Miedo a ser mencionado en las sabatinas, miedo a ser enjuiciado, miedo a recibir las visitas del S.R.I., miedo a protestar, miedo a salir a mostrar su descontento, miedo a que no se investiguen los eventos donde se han producido muertos y heridos, miedo, en fin, a vivir sin miedo.


Como si esto fuera poco, la mal llamada Oposición, no ha sido capaz de comprender el momento político que vive el país y se ha mostrado ciega, sorda, bruta, envanecida, ingenua y charlatana, lo que ha facilitado el imperio placentero del gobernante.


Este panorama empieza a mostrar signo de cambio. El ciudadano de a pie, aquel que camina por las calles del país, siente ya los estragos de la crisis económica que el gobernante se niega reconocer, se siente cansancio de tantas mentiras y de tanta prepotencia, siente que esto no es un estado de derecho ni es democracia, que vivimos dentro de una burbuja de oropel y que cualquier momento puede estallar y por eso, ahora la oposición está en las calles, reclamando la presencia de la libertad y anhelando que llegue el fin de la impunidad.