Lo prometido es deuda

JORGE QUINTERO BONILLA

Se acabó la farra, se terminó el ruido de la rumba politiquera, hoy solo ha quedado el dolor de cabeza causado por el chuchaque del costo, sobre todo, de los perdedores, que algunos se gastaron ingentes cantidades de dinero como nunca antes se ha visto, demostrando un alto nivel de altruismo por servir a su provincia (nada que ver con servirse) algunos arrimados a ciertos partidos quemaban sus últimos cartuchos de aspiración politiquera; los ilusos candidatos ‘candidotes’ embriagados por el ego y el derroche del dinero del pueblo, se proclamaban ganadores, pero aunque ‘muchos fueron los que se invitaron, pocos fueron los escogidos’.

Todos ofrecieron ponerse a trabajar desde el primer día de proclamados ganadores, entonces no hay tiempo que perder, esperemos que los que fueron beneficiados con el voto de verdad ‘trabajen con el corazón’, porque ya estamos cansados de tantas promesas incumplidas (a cumplir que lo prometido es deuda) no existen espacios para sentarse a llorar o lamentarse que las arcas están vacías, que las deudas a proveedores y contratistas, que demasiados trabajadores y empleadas y que…, no necesitarán esperar el último año de su periodo administrativo para recién efectuar obras de relumbrón; no sigan rasgándose las vestiduras diciendo que esta provincia es rica, que es bella pero luego que logran la avenencia del voto popular, se olvidan de ella y la conservan mal vestida, desaseada, sucia, desgreñada e insegura y así la presentan al mundo.

Necesitan olvidarse del clientelismo y los compromisos politiqueros, por lo menos dejarlo en segundo plano, es necesaria una reingeniería administrativa y de regeneración tanto urbana como rural; es necesaria una total recuperación de los espacios públicos, nombrar autoridades que hagan cumplir la Ley, que reciban todo el apoyo del Concejo en Pleno y de la ciudadanía para que efectúen su trabajo a cabalidad; es necesario recuperar plazoletas, monumentos y parques que se encuentran en total descuido y abandono convertidos en letrinas, cantinas, chongos, casinos y otras actividades negativas para el convivir ciudadano.

Recuperar el espacio peatonal de la calle 9 de Octubre en el Parque Central, que por egoísmo politiquero casi está perdido, negándonos el derecho a caminar o descansar en esa área; los espacios de portales y soportales y aceras; regulaciones drásticas sobre observancias y prevenciones en los lugares de comidas preparada y vendedores ambulantes, que sin ningún apego a la Ley de salud ofrecen sus productos, ‘amén de la imagen higiénica que presenta el expendedor.

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