La marcha por la dignidad

Según la agenda prevista por la Conaie, salieron desde Tundayme el 2 de agosto para el 13 del mismo mes llegar a Quito, unirse al paro nacional, convocado por el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y los grupos sociales del país, conformados por médicos, profesores, trabajadores, empleados y jubilados entre otros, en contra de algunas equivocadas políticas del Gobierno.

El gran desafío de esta movilización fue demostrar, por una parte, que las organizaciones sociales recuperaron su capacidad de congregación y respuesta al Gobierno, que ya lo han hecho por tres ocasiones anteriores de manera masiva. Las marchas han sido un mecanismo de lucha y protesta utilizado por las organizaciones y pueblos indígenas para llamar la atención al resto del país y al Gobierno central sobre su propia existencia.

Esta nueva jornada de lucha coincide con el malestar de sectores medios, empresariales y ciudadanos no solo frente a decisiones puntuales del Gobierno que afectan sus intereses –la ley de herencia y la ley de plusvalía ilegítima–, sino en contra del autoritarismo, la arrogancia, el estilo confrontacional, los devaneos ideológicos de Alianza PAIS, el irresponsable manejo del gasto público y la incertidumbre creada frente a la crisis económica.

La obsesión oficialista sobre el ‘golpe blando’ de Gene Sharp es simplista porque sus ensayos y artículos, tienen como común denominador el uso de medios pacíficos para resistir y doblegar a gobiernos dictatoriales, no a gobiernos democráticos; como lo hizo en su tiempo Mandela en Sudáfrica y Gandhi en la India.

El presidente actual debe procurar terminar pacíficamente su mandato aceptando sus errores humanos y corrigiendo sus desaciertos hasta 2017. Es perentorio que el gobierno con la cofradía de seguidores escuchen la voz del pueblo. (O)