Relatos cotidianos

Aparentemente, las historias de una indigente, una paciente con artritis, un paraciclista, una trabajadora sexual, un mecánico, un campesino, un barbero y un pintor no tienen nada en común. Esta inferencia resulta superficial si se revisa el trabajo de la reportera gráfica Ana María García y el periodista Julián Espinosa. Los dos trabajan para el diario El Tiempo de Colombia, fueron galardonados con una mención de honor en la categoría Multimedia Vida Cotidiana, en los premios POY Latam, para los mejores trabajos de fotografía documental y artística de Iberoamérica.


Su mérito fue buscar experiencias contadas a partir de un eje articulador: las manos. El especial web se titula: ‘Manos que cuentan historias’. Detrás de las letras, está una imagen con fondo desenfocado y, en primer plano, las extremidades superiores de una persona. El sumario reza: “Las manos hablan de vida. De lo que se ha sido y se ha dejado de ser. Retratan momentos específicos de nuestra existencia que definen el presente más allá del tacto”.


Se despliegan ocho historias, antecedidas por fotografías de manos. Aparece, después, el rostro de cada uno de los personajes, junto la descripción de detalles de su rutina, aspiraciones y frustraciones. Es interesante ver cómo se entretejen los relatos, cómo cada personaje emplea esta parte del cuerpo para crecer y sobrevivir en medio de una sociedad tan demandante.


Una buena historia no solo se encuentra en los lugares en los que transitan los políticos o en los escenarios con más sangre, está alrededor de nosotros. Si Quito, por ejemplo, tiene 2,2 millones de habitantes aproximadamente, entonces hay 2,2 millones de vivencias que narrar. La perspectiva y el nivel de compromiso social es lo que hace la diferencia en el trabajo periodístico.


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