El diario vivir

En medio de las tensiones obvias y la aparente calma que vivimos en Latacunga y sus parroquias, se realizan las actividades públicas y privadas, las instituciones educativas, principalmente, realizan simulaciones o simulacros ante el evento de una erupción del Volcán Cotopaxi.


Cuando el cielo amanece despejado hacia el sur-oriente y nos deja ver al Cotopaxi, muchas personas buscan lugares adecuados para poder admirar y grabar en fotografías y filmaciones este acontecimiento que se entremezcla con la belleza piramidal que la naturaleza le ha dado al Cotopaxi y el temor o miedo, que por la propia esencia del ser humano, sentimos ante el poder brutal de la erupción. Fue única la experiencia de ayer al poder mirar a Cotopaxi y al Tungurahua en acción eruptiva. Realmente una experiencia única.


Para la próxima semana se espera la movilización de los trabajadores y por parte de un representante obrero se ha informado por los medios de comunicación que en Latacunga también se realizará una marcha. Es legítimo y legal manifestar sus acuerdos y desacuerdos pero sin atentar contra los bienes públicos ni la propiedad privada, peor aún con la paralización de los servicios básicos. Lo que causa malestar e indignación es que el “dirigente” de los trabajadores pretenda utilizar, entre otros, el tema del volcán Cotopaxi, para justificar la marcha, lo que demuestra la carencia de argumentos propios para su reclamo.


Debe recordar el “dirigente” que estamos en Estado de Excepción; y, principalmente, que Latacunga y Cotopaxi rechazará enérgicamente a quienes pretendan utilizar la situación eruptiva del volcán con fines políticos o de cualquier otra índole.


Un tercer hecho, lamentable por cierto, es el frustrado amotinamiento de las personas privadas de la libertad –P.P.L.- en el Centro de Rehabilitación Social Regional Centro Norte, al que erróneamente se lo identifica como de Latacunga.