Alma del silencio

En las circunstancias presentes, tanto mundiales como nacionales, el deseo más profundo nos atenaza para no escribir nada. El alma de este silencio, para decirlo con dejo benaventiano, es el asco. Asco por pertenecer a esta especie, algunos de cuyos miembros sepultan vivos a los niños, como sucede en Siria, con el protagonismo asesino de los seguidores del califato islámico. Asco por incluirme en este mundo occidental, ansioso de dinero y de poder, aun a costa de sacrificar miles de personas y su milenaria cultura. Asco por ser compatriota de un grupo de abyectos lacayos, dispuestos a violar las mismas leyes promulgadas por ellos para satisfacer ambiciones desmedidas. Asco por las componendas a corto y largo plazo para preparar caminos de barbarie, de opresión, de desprecio.


Y también asco por nosotros mismos, por quienes no hacemos todo lo posible para detener el despotismo, para abrir los ojos a los ciegos, para denunciar ante el mundo este golpe de Estado contra la democracia, el republicanismo y la independencia personal. Nos contentamos con escribir unos párrafos indignados, como si la locomotora de la ignominia servil pudiese frenarse con letritas; esa locomotora desprecia las ideas, se burla de la razón, se cisca en la erudición política, histórica, sociológica.


El noble silencio grandioso de las ocasiones cimeras se ha rebajado, ha perdido dignidad, repta por los caminos fangosos de una patria ya inexistente, vendida no por un plato de lentejas sino por una aduladora mediocridad solo fecunda en acomodos. Alguien exclamó con indignación esperanzada: “Si yo callo gritarán las piedras”, pero pareciera que en nuestro mundo de hoy, en el Ecuador de hoy, hasta las piedras se han refugiado en un silencio miedoso y asqueado. Nosotros, ecuatorianos, rebajados a un nivel inferior a los animales, callamos para recibir la alfalfa triste de la claudicación, rumiando pesadumbre por nuestra incapacidad de ser hombres, simplemente hombres, así, sin adjetivos. Callemos, compatriotas, nuestro silencio otorga.


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