Otras enmiendas

Se ha cumplido uno de los asuntos más delicados constitucional y políticamente en el Ecuador de los últimos tiempos. Me refiero a las denominadas “enmiendas” a la Constitución previstas en el Art. 441. Más de un año el tema en el tapete de discusión de los políticos y pocas, poquísimas veces, en el análisis serio, académico, profundo de los doctores en jurisprudencia y abogados especializados en Derecho Constitucional.


Se han enervado las pasiones, lo que nos ha permitido a los ciudadanos acudir al gran escenario, mirar la confrontación, ubicar las virtudes y defectos de los contrincantes y obtener conclusiones que nos serán muy útiles para las próximas elecciones, especialmente cuando tengamos que decidir por asambleístas que representen a Cotopaxi.


A pesar de la carencia general de recursos intelectuales que, desde hace tiempo, se observa en el parlamento ecuatoriano, un representante de la provincia, opositor del régimen, ha sido duramente cuestionado en el seno de la Función Legislativa por sus intervenciones colmadas de limitaciones, datos erróneos y desconocimiento.


Parlamentar es saber hablar, llegar con mensajes o propuestas claras y hacerlo con la suficiente fuerza oratoria y convicción de pensamientos que influya en la decisión de quienes deben resolver sobre determinados temas. Por eso, una de las identificaciones de la Función Legislativa, en general, es “parlamento”, porque es -o fue- el centro de la oratoria jurídica y política, del que emana la ley, que es uno de los pilares en que se sustenta la República y en el que se debatían, al más alto nivel ético, político e intelectual los problemas del Estado.


Los legisladores se preparaban para sus intervenciones, obtenían información y datos correctos para respaldar sus afirmaciones y no incurrían en vaguedades insostenibles e irresponsables, especialmente los opositores quienes debían redoblar sus méritos parlamentarios para justificar su posición contraria al régimen y no sean tildados por el severo juicio del pueblo, como demagogos o malcriados por confundir, además, la ironía con el insulto. Creo que urge “otras enmiendas” previo un buen examen de conciencia.