‘Justicia a la carta’

Elvis G. y José T. fueron sentenciados la noche del 16 de junio de 2016, por el Tribunal de Garantías Penales de Pastaza a seis meses de prisión y al pago de tres salarios básicos, según informes periodísticos.

A ellos se suman Luisa Lozano y Amable Angamarca, de Saraguro, quienes hace pocas semanas fueron sentenciados a cuatro años de prisión por el Tribunal de Garantías Penales de Loja, lo que al entender de varios organismos de Derechos Humanos representa la criminalización de la protesta social.


Sin embargo, el Ecuador sigue a la espera de cuándo serán sentenciados los peces gordos de la política nacional, que siguen nadando y disfrutando de dineros mal habidos. Por allí hay un “primito” que se fue de boda y no volvió más o tanto alto funcionario de Petroecuador que ahora le indilgan todo al único detenido: el desconocido Alex Bravo.


La justicia en el país tiene colores, ideologías y por tanto es el mecanismo de persecución y venganza que termina siendo intimidante al servicio del oficialismo. En Ecuador no cabe la representación de la justicia clásica con la balanza en la mano y una venda en los ojos, porque aquí primero hay que ver bien, averiguan si son o no del partido de gobierno, pues si son de AP, no pasa nada.


Hemos llegado a construir una conciencia colectiva que dice que quien entra al cargo público y sale como entró, es un tonto; pero, quien sale millonario, es un ‘tipazo’. ¿Será que con un sueldo de tres mil o cuatro mil dólares se pueden levantar los imperios económicos que han logrado una serie de nuevos ricos, cuya mayor hazaña ha sido la de ser funcionarios del gobierno? La respuesta es: Ni vendiendo edredones.


Cabe entonces una justicia imparcial que investigue sin distingos de tiendas políticas ni parentelas, de lo contrario los sentenciados seguirán siendo los estudiantes fiscales, los indígenas que se acojan al derecho de protestar o algún ciudadano que cansado de la carestía de la vida, le haga “malas señas” al Presidente mientras los “peces gordos” seguirán impunes en goce y celebración de sus atracos.


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