Izquiercha y Derecha

Carlos Freile

Con frecuencia los estudiantes más jóvenes piden definiciones exactas de los términos ‘derecha e izquierda’ en política. El asunto tiene sus bemoles, pues a lo largo de un par de siglos, desde cuando se inventó esa división en la Revolución Francesa, el sentido de cada término ha cambiado. Todo depende de cuál sea el criterio escogido para la catalogación. En el siglo XIX se medía la cercanía con ‘el altar y el trono’, pero sobre todo con el primero; como escribió Tocqueville, muchos se definían izquierdistas tan solo por su anticlericalismo. En el XX el fiel de la balanza se centraba en la justicia social: aquellos que la buscaban se colocaban en la izquierda (aunque, ¿existe algún malnacido defensor de la injusticia?); en el XXI pareciera que los conceptos giran alrededor del mayor o menor protagonismo del Estado en la política, a mayor presencia estatal, mayor izquierdismo. En nuestro siglo XX, para señalar alguna disonancia poco criticada, muchos liberales de cuño pétreo se consideraban de izquierdas por su condición de anticatólicos; tildaban a los conservadores de derechistas a pesar de la indudable tendencia a la justicia social de estos, en la teoría y en la práctica. En el mundo, la URSS y la Alemania Nacionalsocialista se hermanaban en su lucha antireligiosa y en su estatismo desaforado, con la conversión del ciudadano en mero engranaje desechable, aunque se opusieran en otros aspectos. Ambos sistemas produjeron tiranos, represión, censura, cadalso y exterminio masivo de los diferentes o por clase o por raza. A lo mejor dentro de 300 años los historiadores, si es que sobrevivieran, meterían en el mismo saco a unos y a otros.


Con el progreso de las ciencias sociales se debería eliminar esa taxonomía obscura e interesada, sin resultados prácticos reales, pues en la vida humana y en el devenir de las sociedades los diversos elementos se mezclan de caprichosa manera. Tal vez sea mejor no preguntarse por la etiqueta, sino por las ejecutorias, no preocuparse de las palabras sino de los hechos.