Viacrucis con el agua potable

ATILIO RUGEL ALBÁN

“Coged las rosas mientras podáis/Veloz el tiempo vuela/La misma flor que hoy admiráis/Mañana estará muerta”, (Walt Whitman). Los esmeraldeños somos perseguidos por una fatalidad que nos ha mantenido en el abandono y el atraso.

Nuestro pasado solo nos ha servido para llenarnos de melancolía y el remordimiento sobre todo de aquellos que estando en cargos públicos no les interesó jamás trabajar y resolver los problemas de una provincia abandonada porque los gobiernos nos miraban como un pueblo que no pesaba en el concierto nacional y por eso las grandes obras que se hacían estaban destinadas para ciudades privilegiadas que daban presidentes, ministros, dominaban el poder legislativo con mayorías abrumadoras para beneficiarse ellos y concentrar todo el mecanismo administrativo en los mismos de siempre, que jamás soltaron la ‘teta’ y que se han sabido mantener con una habilidad de ‘perros de presa’ olfateando cargos donde sacar ventajas.


Este lastre marcado, a través de la historia, no nos permitió disfrutar del crecimiento y desarrollo que necesitábamos en forma urgente y hoy que tenemos puesta la mirada hacia nuevos horizontes que nos permitan canalizar nuestra energía vital en un sentido constructivo, los malos hijos de esta tierra nos sacan del carro del progreso. Nuestros abuelos y bisabuelos, junto a nuestros padres, por más de un siglo sufrieron los sinsabores de falta de agua potable, donde tocó tomar el agua sucia de los ríos crecidos en invierno contaminados con toda clase de parásitos que nos hicieron víctimas de enfermedades gastrointestinales y afectaciones de la piel. Y que conste, que solo hablamos de agua potable y no tomamos otras obras, cuya falta nos avergüenzan.


Todo el pueblo del cantón Esmeraldas que espera con ansiedad que para finales de 2017 estar abastecido del líquido elemento, se vio sorprendido por las noticias de los medios de comunicación colectiva, al informarnos que las tuberías que se estaban colocando en el sector sur de la ciudad fueron retiradas y llevadas a los patios de la Policía, porque una Fiscal que prefiero ignorar su nombre, ante la denuncia que un señor que se sintió perjudicado por el incumplimiento de pagos de la compañía constructora, cuyo nombre tampoco lo menciono, había vendido estas tuberías para recuperar su dinero y la autoridad con la velocidad del relámpago actuó de oficio y se concedió el derecho que exigía el afectado.


Este hecho insólito digno de la columna de Ripley, solo se lo hace a un pueblo como Esmeraldas, que ha perdido su capacidad de lucha, felizmente la EAPA-San Mateo, a través de su Departamento Jurídico, apeló ante la Corte para conseguir que la medida quede anulada y de esta manera las tuberías vuelvan a su lugar de origen.