Nosotros, los locos

Carlos Freile

En este mundo posmoderno y henchido de racionalidad todavía existimos unos cuantos locos, tan locos que creemos en un Dios encarnado en el seno de una Madre Virgen con desarrollo intrauterino normal, a pesar de su origen milagroso; ese Niño nacido un 25 de diciembre (así lo afirman serias investigaciones ultimísimas) en Belén de Judá, creció y llegó a la edad adulta como todos los seres humanos.


En un momento dado se puso a predicar una doctrina inédita, distinta a las conocidas en su tiempo. Y nosotros, doblemente locos, pretendemos seguir esa doctrina, encarnada en acciones, en hechos, en actos de voluntad… Nosotros los locos anacrónicos tratamos de amar al prójimo como a nosotros mismos; ese Niño convertido en Maestro nos pide que amemos a nuestros enemigos, ¿puede uno imaginarse locura más grande? Si todo el mundo, sobre todo desde Nietzche, nos inculca la “moral de los señores”, ¿cómo seguir con la de los siervos, los débiles, los humildes?

Locos, loquísimos, sostenemos que la religión no debe mantenerse en el plano íntimo, pues cada persona es parte de una comunidad y sus creencias se traducen en actos que influyen siempre en su entorno. El amor si no se traduce en acciones es mera palabrería: por ello los locos católicos fundaron los primeros hospitales, orfanatos, asilos para ancianos y mujeres solas (siglos V – VI) y los abrieron para todos, también para los paganos. Nosotros, los locos, no podemos aceptar que nos mutilen la vida o que la esterilicen, pues nuestra fe no se reduce a enunciados o a fórmulas, por eso exigimos la libertad de actuar de acuerdo con nuestra forma de ver el mundo, de lo contrario traicionaríamos a nuestro Salvador (¡otra locura! ¿Cómo así necesitamos salvarnos, si todo lo natural es bueno?) Somos tan locos que estamos dispuestos a dar la vida por ese Hombre-Dios muerto y resucitado, sumen otra locura. En última instancia, queremos vivir como pensamos, con coherencia, y eso no es posible si separamos de manera absurda y antinatural los pensamientos de las acciones. De este loco para todos: ¡Feliz Navidad!


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