Bienvenido Obispo

BYRON BURBANO MORENO

La Iglesia Católica de Cotopaxi cuenta oficialmente con un nuevo Obispo quien ejerce la representación del Papa Francisco en nuestra Diócesis. Bienvenido señor Obispo, que su mensaje se constituya en guía y orientación para el pueblo de la provincia, sus instituciones públicas, privadas y las autoridades, estas últimas las que más necesitan de fortaleza espiritual para dirigir y administrar el cantón, la provincia y de la solvencia moral para no someterse a las tentaciones profanas de la corrupción, la demagogia que invaden el mundo materialista lleno de falsos ídolos de oro que corroen y destruyen las conciencias individuales y colectivas.


Las manifestaciones de afecto con que ha sido recibido por un pueblo que sabe prodigar sus afectos a quien lo visita y más aún a los que vienen a permanecer con él, a colaborar y a servirlo, es signo positivo. Un pueblo, lamentablemente, deprimido por los acontecimientos de los últimos años: la activación del volcán Cotopaxi que generó temor, inseguridad, miedo, desconsuelo, negocios se perdieron y hubo migración.

Perdimos mucho, pero aquí estamos para recuperarnos interiormente primero y emprender en pos de bienestar que nos permita vivir dignamente. Nos afectó al propio tiempo la crisis económica del país pero igual seguimos batallando. Hay un problema mayor en Cotopaxi: no tenemos líderes, no hay en quién confiar y estamos agobiados por la oferta electoral mesiánica, que nadie va a cumplir.


No nos quejamos, señor Obispo, pero es bueno que usted conozca nuestra realidad: el movimiento indígena, a través de su brazo político, está 17 años en el poder provincial y los índices de desarrollo han decrecido, estamos relegados como provincia, las instituciones públicas se han establecido en Ambato y Riobamba. Todavía tenemos los cantones que están entre los más pobres del Ecuador: Saquisilí, Pangua, Sigchos; y, la Universidad Técnica de Cotopaxi controlada por un movimiento político. El aeropuerto semiparalizado y otros proyectos truncados.


Somos un pueblo mayoritariamente católico, tenemos Fe en la obra de Dios, no queremos perder la esperanza y no aceptamos mendrugos como gesto de caridad para someternos.