Trump y el periodismo

Roque Rivas Zambrano

Donald Trump está en el ojo del huracán. El mundo entero sigue sus primeros pasos. La pretensión de construir un muro, la implementación de reformas económicas o el recorte de presupuesto a temas sociales no es lo único que se debate. Está también su desprecio por quienes pueden señalarlo o cuestionarlo.


Durante su campaña electoral, mientras señalaba el lugar reservado para los medios de comunicación, declaró: “Ahí están algunas de las personas más deshonestas de los Estados Unidos”. Y luego en la CIA dijo: “Los periodistas están entre los seres humanos más deshonestos de la tierra”. Trump aseguró que estaba “en guerra con los medios”.


No se trata de un tema de simpatías u odios. Estas frases revelan otro aspecto peligroso del régimen que empieza: la debacle de la democracia. Thomas Jefferson decía que era preferible un mandato de “periódicos sin Gobierno que un Gobierno sin periódicos”.


Una buena prensa, que pretende ser un contrapoder, tiene el deber de develar los actos de corrupción y dar información oportuna, para que la ciudadanía construya una visión crítica de lo que sucede. Steve Bannon, exbanquero y máximo asesor del presidente Trump, ha declarado una nueva doctrina que pretende imponer: “Cerrar la boca”.


Ha declarado: “Los medios de comunicación deberían callar la boca y escuchar durante una temporada”. Además de ordenarles qué es lo que deben o no publicar. Como en la guerra todo es válido, hay periodistas que amenazan en romper ese ambiente de censura. Frederik Obermaier y Bastian Obermayer del ‘Süddeutsche Zeitung’ de Alemania, por ejemplo, dijeron que así como revelaron los secretos de los ‘Panamá Papers’, también investigarán a Trump. Puede que encuentren el arma para ganar el combate o para desestabilizar al adversario…


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