No somos así

Carlos Freile

Me niego rotundamente a aceptar que los ecuatorianos aceptemos sin más, con los ojos, la boca y los oidos cerrados, como los proverbiales macacos, las corruptelas y los abusos del presente gobierno. No me entra en la cabeza que no castiguemos con nuestro rechazo el uso abusivo, indiscriminado e ilegal de los medios estatales para hacer propaganda del candidato oficial. Estoy seguro que nos opondremos a quienes han calumniado de la manera más desvergonzada, a sabiendas de su mentira y su dolo; que nos alejaremos con asco de quienes han adulterado discursos y propuestas en clara actuación delicuencial.


Los ecuatorianos no votarán por quienes han ocultado delitos financieros, han protegido a los ladrones de corbata fina, han impedido el libre ejercicio de la justicia y con ello han perjudicado a todos los ecuatorianos, sobre todo a los más pobres.


No me entra en la cabeza que este pueblo, el de Maldonado, Espejo, Rocafuerte, García Moreno, Borrero, Mera, Yerovi, agache la cabeza frente a la prepotencia desvergonzada, los insultos sin motivo, la violación de las leyes y una larga lista de otros desafueros.


Es imposible, me digo a mí mismo, que haya sacerdotes católicos que no combatan con denuedo la educación no solo anticristiana sino antihumana que se da en nuestros centros educativos; ellos, fieles seguidores de Cristo, jamás claudicarán frente a la manipulación de las mentes juveniles, a la tergiversación de la historia de su Iglesia, a la siembra de odio a su propia madre. Ellos, que pasan largas horas en el confesionario y en la enseñanza de la doctrina a los fieles, conocen las corrupciones íntimas que se propagan con todo tipo de medios, y como son consecuentes con su vocación buscarán nuevos caminos para esta Patria atormentada y enferma.


No, los ecuatorianos no somos así, no defendemos al delincuente ni aplaudimos al malhechor, no nos tragamos las piedras de molino de los inmorales; no estamos de acuerdo con Vladimir I. Lenin cuando afirmó que “es moral todo lo que conduce al triunfo de la revolución e inmoral todo lo que lo impide”.


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