Baches y lluvia

El problema no es cuando el cielo llora irrefrenable hasta volver a las calles en ríos y lagunas, sino cuando las autoridades empiezan a perder credibilidad para explicar los sucesos. Lo intenso viene cuando se empieza a prohibir para justificar fracasos o desaciertos. Un alcalde sale a cuantificar los aguaceros y las llamadas de emergencia, pero se desvía y cae cuando le toca explicar cada bache en cada cuadra. Peor otra autoridad cuando censura las encuestas a boca de urna como argumento para legitimar errores electorales e incluso acontecimientos casi de un fraude.


Resulta inaudito que las autoridades se vuelvan sordas y mudas ante la acumulación de asesinatos y víctimas por una flagrante crisis alimenticia que se volvió política en Venezuela o que se pretenda desviar la atención ante grandes temas humanitarios. ¿Quién puede estar convencido que con la captura de un exministro se resolvió una década de corrupción de funcionarios? ¿Quién cree que terminó el caso coimas de Odebrecht o que una Comisión Anticorrupción integrada por gente proba fue castigada con insolencia por una jueza que obedece al dedo de un César?


Lo peor es pretender confundir la realidad económica y cambiar cifras. ¿40,4 millones es la deuda del país o no? ¿Quién y cómo va a cubrir ese gigante hueco de este torrencial aguacero? Otro caso: ¿acaso la corresponsabilidad de los progenitores en la tenencia de los hijos, la prisión por pensiones alimenticias y la tabla de pensiones de los desempleados no son muestra de la política que impone al capital sobre los derechos del ser humano o alguien duda?

[email protected]
@klebermantillac