Poder supremo

FRANKLIN BARRIGA LÓPEZ

Hubo un absolutista que sobresalió por sus excentricidades, mezcla de la ridiculez del payaso, las mañoserías del corrupto y la crueldad del tirano.

Idi Amín Dadá, personaje de repugnante memoria, entre 1971 y 1979 se apropió de Uganda. Este país, por sus recursos naturales y otras particularidades, podía alcanzar altos niveles de progreso; luego del gobierno de este sátrapa, quedó con saldo de al menos 300 mil muertos y desaparecidos, además de su economía en soletas, envuelta en robos, extorsiones y más abusos.

Su ego fue tan grande como sus torpezas: protegido por el poder supremo que encarnó, gozaba cuando humillaba públicamente a las personas.

Se le acusó de caníbal, por cuanto aseguran que devoraba el hígado de sus víctimas, para que no ejercieran venganza en su contra; veía enemigos en todas partes, para justificar sus atrocidades; en su mandato, la prensa libre fue perseguida, oprimida y escarnecida; con empleados de su régimen y más asalariados organizaba masivas concentraciones para que le aplaudan y escuchen sus virulentas, cansinas y repetitivas peroratas; presumía de cantor, bailarín y boxeador; admiraba a Hitler; la megalomanía que le desbordaba hizo que sus esbirros buscaran obstinadamente títulos académicos y más distinciones para él, obviamente con fondos e influencias estatales. Se presentaba como: Su Excelencia Presidente Vitalicio, Mariscal de Campo, Doctor VC, DSO, MC, Señor de Todas las Bestias de la Tierra y los Peces del Mar, Conquistador del Imperio Británico en África y otras ridiculeces semejantes. Por su pésima conciencia y audacia pedestre, llegó a convertirse en monarca de narcisismo y sadismo extremos.

No solamente África ha sufrido esta clase de mandatarios. ¿Algunas de las características del estilo de gobierno referido serán desconocidas por los ecuatorianos?