Control de precios y de salud

AUTOR: EDGAR QUIÑONES SEVILLA

El incremento de precios en la mayoría de artículos de primera necesidad ha empezado a dispararse en esta ciudad, sin que se dé explicación sobre el asunto, particular que ha alarmado a las amas de casa que deben realizar malabares para poder atender las necesidades cotidianas de su hogar. El control de precios está brillando por su ausencia y es hora de que las autoridades pertinentes tomen medidas adecuadas para defender los intereses populares.

La colectividad fue sorprendida el sábado y domingo pasados con el brusco incremento del precio del pescado llamado atún, que de tres dólares la libra fue elevado a cinco, sin ninguna justificación y sin que por los lugares de expendio haga presencia la autoridad correspondiente para impedir el abuso y sancionar a los infractores. Este comportamiento no puede consentirse, porque la ciudadanía merece respeto y los servidores de control tienen la obligación de velar por la suerte del consumidor.

Otro particular preocupante en los mercados es la carencia de medidas higiénicas en los lugares de expendio, donde los productos alimenticios se ofrecen sin observar el cuidado que las normas elementales de aseo recomiendan. El descuido representa un peligro significativo para el ciudadano, pues, los comestibles pueden ser contaminados de elementos nocivos y provocar graves enfermedades a los clientes que adquieren los productos.

Otro asunto que viene causando seria preocupación social es la aparición de ‘clínicas’ de recuperación para drogadictos en diversos sectores de la urbe, las cuales no cumplen con las normas sanitarias elementales ni con otras disposiciones técnicas que conduzcan a la rehabilitación de los enfermos. Adicionalmente, en ciertos lugares el trabajo de los encargados se lleva a cabo en la vía pública, donde veredas y calzadas han sido tomadas y se impide el tránsito normal de las personas, especialmente de menores estudiantes que asisten a establecimientos de enseñanza cercanos.

La Dirección Provincial de Salud se halla en la obligación de exigir a los responsables de estas ‘clínicas’ el cumplimiento de las disposiciones sanitarias pertinentes y un comportamiento adecuado para con los moradores del sector y toda la comunidad. Salvar del consumo de drogas a niños, jóvenes y adultos es altamente positivo, pero ello debe llevarse a cabo en el marco de las normas técnicas que no afecten al resto de la colectividad.