Educación: ni un paso atrás

AUTOR: EDGAR QUIÑONES SEVILLA

La enseñanza formal nació hace más de cinco mil años y esta práctica ha sido fundamental para el desarrollo de los pueblos, que tomaron como ejemplo a Grecia, calificada como cuna de la civilización occidental. No se equivocaron los atenienses cuando privilegiaron la educación frente a la fuerza bélica de los espartanos, lo cual movió al filósofo Sir Bertrand Ruussell a expresar: “La educación tiene dos fines: por un lado formar la inteligencia; por otro preparar al ciudadano”. Los atenienses se fijaron más en lo primero, los espartanos en lo segundo. Los espartanos ganaron. Pero los atenienses perviven en la memoria de los hombres. Lo que Ecuador está haciendo ahora por su educación es lo correcto, no importa lo que digan los imitadores de Esparta o de la caverna.

No hace mucho tiempo esta provincia contaba con un profesor para 15 alumnos, lo cual significaba que en la relación maestro-discípulo éramos la región mejor atendida del mundo. Mas, en la práctica nos habíamos convertido en el sector más atrasado del Ecuador, que era el más rezagado del continente, según datos de la UNESCO. Ocurría que en los centros del medio rural cientos de niños se hallaban al margen de la educación porque los preceptores no atendían su trabajo. Unos se hallaban “autocambiados” y otros transferidos por la autoridad correspondiente a planteles de la capital donde no se les requería ni para tocar la campana.

Algunos de los aludidos habían descubierto otra modalidad para no ir a trabajar al medio rural; se buscaban un barrio apartado donde convencían a los padres de familia que era bueno contar con una escuela cerca de las viviendas de sus hijos, paraban unas cuatro cañas, les ponían como techo un plástico y se presentaban en la Dirección de Educación solicitando la creación de una escuela, con un director -que debía ser el “preocupado”, registrado en un establecimiento campesino- al cual se le pagaría el funcional que incrementaba su sueldo. Esa manera de dictar clases no era solamente inadecuada sino extremadamente ofensiva contra la dignidad de los niños.

Suprimir los planteles de este tipo, donde no se contaba con servicios higiénicos, agua potable, energía eléctrica, laboratorios, etc., era un clamor general y de esa situación nació la idea de suprimir tales locales y levantar otros con las condiciones requeridas para atender la actividad más importante de la sociedad universal. Las unidades del milenio con salas de computación, con todos los adelantos tecnológicos empezaron a levantarse y prosiguen formando parte de los planes para convertir la educación en la aspiración más importante del Estado.

Escuchar la opinión de ciudadanos en contra de los avances educativos y su petición para que regresemos a la caverna ha causado escalofrío a la mayor parte de la población que aspira obtener de sus hijos una preparación elevada para servir mejor a la patria.