Orden del Presidente

AUTOR: CARLOS CONCHA JIJÓN

No existe ningún equívoco al decir: que el vicepresidente durante algún tiempo ha sido la comidilla de un sinfín de opiniones, la prensa en general y entiendo también que en bares, parques, noticias internacionales, asociaciones, viejitos en los parques y hasta algunos cachitos pudieron hacer reír a muchas personas. La oposición no perdió tiempo y aprovechó el momento para dispararse en ataques, que me atrevo a pensar hicieron meya en el Vice, porque fue viral en las redes sociales como una desbordada en especulaciones.

Pienso que el Presidente tomó la decisión para que “voluntariamente” el Vice cierre la boca, quitándole dignidad y respeto como estrategia para evitar la confrontación, que de seguir, no sería otra cosa que mantener una llama encendida, produciendo mucho calor, pues, sin duda un fuego atizado con palabras bajo un sol quemante de comentarios, podría llegar a transformar una conciencia nacional en fuego de un verdadero infierno.

Yo me ubico un momento en la posición respetable de un Vice de la República y haciendo un ejercicio de abstracción en relación a mi comportamiento como persona honesta, que practico los principios que me inculcaron mis padres, los mandatos de la moral y cívica de la escuela y el fortalecimiento de los principios ético-morales en la vida cotidiana, solo tendría un camino para responder.

Sería un héroe poniendo el pecho a las balas, haciendo frente a todos los ataques de quienes pretenden mancillar mi nombre; les taparía la boca a todos mis detractores, tomando esas palabras muy populares: “El que nada debe, nada teme” y estoy convencido que saldría incólume, con la frente en alto, dando una cátedra de honorabilidad y bofetadas a quienes en algún momento intentaron mancharme y estando convencido que mi verdad me hará libre de cualquier ataque malsano y así estuviese en el paredón de las injurias, jamás renunciaría a defenderme en un juicio político.

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