JOTAGE

AUTOR: Freddy Rodríguez

La aparición de las letras JOTA y GE (JG) en algunos correos electrónicos relacionados con el caso Odebrecht, tiene a todo el Ecuador sumido en la incertidumbre y, con el aliento contenido, esperamos que en la Fiscalía se devele el nombre de la persona a quien corresponden esas siglas, ya que, según consta en los mentados mensajes electrónicos, el hasta hoy desconocido JG habría sido mencionado en unos chats entre un funcionario de Odebrecht con un señor Rivera, que resulta ser nada menos que el tío del actual Vicepresidente de la República. “Ok, hasta ahora JG no confirmó la reunión”, dice el funcionario de la empresa, y Rivera responde: “Está fuera de Quito, te va a recibir lunes o martes. Ya hablé con él”. ¿Quién será el famoso JG? La verdad no se me ocurre quién podría ser. En las redes sociales han estallado una serie de conjeturas: Algunos afirmaron que podría ser el cantante mexicano Juan Gabriel, versión que se descartó de inmediato, al demostrarse científicamente que el afamado cantante ya había fallecido. Luego se especuló que podría tratarse del futbolista que jugó en Nacional, Emelec, Liga, la selección ecuatoriana, el señor Jorge Guagua, versión que se descartó por descabellada. ¿Quién será, quien será el famoso JOTAGE, nos seguimos preguntando? Se rumora que el exfiscal Chiriboga, con mucha sagacidad, pensó que esas siglas podían corresponder a los “Jermanos Gisaías”, pero luego dicen que le hicieron notar las evidentes faltas de ortografía, y se descartó esa hipótesis. Algunos enemigos de la patria y de la revolución ciudadana, insolentes recaderos de la oligarquía (parafraseando a Jaime Roldós), y los periodiqueros asalariados y corruptos, han hecho circular la infame versión que las siglas corresponderían a un señor que se llamaría “Jorge Glas”, homónimo del Vicepresidente, pero esa versión es absolutamente inverosímil, y se la ha lanzado con la proterva finalidad de enlodar el buen nombre del Vicepresidente, quien es un iluminado y ve una refinería donde todos los ciegos vemos un terreno baldío, y que sin su paso por la función pública no tendríamos carreteras, hidroeléctricas, hospitales, escuelas, etc., etc.