AUTOR: MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA
El 26 de julio de 1996, Jéfferson Pérez ganó por primera vez para nuestro país una medalla olímpica, al quedar en primer lugar en la carrera de 20 km en la modalidad de marcha; ¿quién no recuerda acaso esa trasmisión que hacía en aquel entonces Vito Muñoz con voz entrecortada mientras relataba los últimos minutos que faltaban para que nuestro compatriota cruzara la línea de meta?
Han pasado 21 años de aquella hazaña deportiva; pero, al igual que en aquel entonces, las circunstancias vividas por el deportista no parecen ser muy diferentes de las que ahora viven los nuevos representantes deportivos. Hace un par de semanas nuestro país volvió a ser noticia en el ámbito internacional, Glenda Morejón se adjudicó la medalla de oro en el mundial de atletismo Sub-18; lamentablemente la noticia que le dio la vuelta al mundo fue el hecho de los zapatos con los cuales pudo culminar con éxito su carrera, estaban destrozados.
En otras ocasiones se ha mencionado que ha habido casos en que jugadores de otros países han tenido que cederle un par de zapatos deportivos ya usados a uno de nuestros deportistas y sí, a pesar de lo loable de la acción, no deja de incomodar las condiciones en que se envía a nuestros representantes.
No quisiera entrar en detalles de lo que cuesta mantener a un atleta, porque los desconozco, aunque supongo que siendo seres humanos lo básico y lo elemental no debe faltarles; ¿cómo es posible que se pretenda que una persona dé su máximo rendimiento si debe priorizar entre si comer o movilizarse a sus prácticas?
El ámbito deportivo es el que más glorias le ha dado al Ecuador y a la vez es el más olvidado, recordemos que mayoritariamente nuestros deportistas son de escasos recursos y su manera de luchar contra el destino es precisamente destacándose en estas disciplinas; por tanto, deben tomarse correctivos. Esperemos sea la última vez que un deportista tenga que rogarle a sus zapatos para que les acompañe, aunque sea por un día más.