Sin miedo…

Roque Rivas Zambrano

Tenía 23 años cuando su vida dio un giro. Trabajaba en la radio cuando se anunció el intento de asesinato a Ronald Reagan, presidente de Estados Unidos. La estación se paralizó y el director preguntó quién sabía hablar inglés y tenía el pasaporte vigente. El único que cumplía con estos requisitos era Jorge Ramos, quien 36 años después fue premiado con el Reconocimiento a la Excelencia de la Fundación Gabriel García Márquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI).

Entonces, en 1981, aún no tenía claras muchas cosas, más allá de que le gustaba el fútbol, el psicoanálisis y la política. Esa aventura, la de cruzar las fronteras para ir en busca de respuestas, cambió completamente su perspectiva e hizo que se enamorara del periodismo.

En los múltiples artículos que lo retratan una de las características que resalta es su capacidad para preguntar sin miedo. Prueba de ello es el episodio en el que Donald Trump le pidió a seguridad que lo sacaran de una rueda de prensa en Iowa. Este hecho, que lo volvió más famoso, da cuenta de su irreverencia. Su delito fue pararse, sin respetar el orden, y cuestionar.

Laura Weffer Cifuentes, en el perfil sobre el periodista mexicano, diría que es lo que Ramos hace todo el tiempo: “pregunta, repregunta, encara, no titubea y no se detiene hasta obtener respuesta. Hay quienes lo acusan de ser un ‘junkie’ del conflicto”.

Con entereza, entrevistó a los personajes más poderosos del mundo y transmitió hitos históricos como la guerra del Golfo, la caída del muro de Berlín, y los atentados del 11 de septiembre, entre otros. Ramos, el inmigrante preguntón, como lo denominó Weffer, no tolera los términos medios. Su objetivo siempre es obtener la información correcta, aunque en el camino tenga que poner a temblar al poder.

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