Ruptura país

Salvatore Foti

El presidente Moreno nos dio a conocer la proforma presupuestaria del 2017 y nos dijo que la economía no solamente está en crisis, sino que además las decisiones tomadas por el anterior gobierno “no fueron debidamente mesuradas y se puso al límite la sostenibilidad de nuestra economía.”

Como si esto fuera poco, los números presentados contradicen a las cifras que nos dio a conocer su antecesor y sugerirían que hasta ahora se nos mintió.

Sin embargo, sobre las medidas concretas que se tomarán para aliviar dicha crisis deberemos esperar hasta septiembre, lo que en principio contradeciría una regla no escrita de la política: que todo gobernante nuevo debe tomar las decisiones más impopulares justamente al inicio de su mandato, cuando aún goza de buena popularidad.

No querer delatar medidas negativas o paquetazos solo evidencia que el Presidente está haciendo campaña electoral y el fin podría ser una inminente consulta popular que ratifique su capital político y le evite pasar leyes por la Asamblea, donde todavía no tiene mayoría. Hasta podríamos añadir que el único opositor de Moreno se llama Rafael Correa. Una paradoja que necesariamente responde a objetivos políticos que podríamos llamar contrarrevolucionarios.

De hecho, habló de una sustancial revisión a la Ley de Plusvalía, del regreso de plata del exterior y de la utilización del dinero electrónico.

Todas las iniciativas que incidirían dentro de AP, que ya no puede hablar de división sino de dos partidos políticos diferentes pues la visión de su líder, Lenín Moreno, no coincide con la plataforma de su movimiento.

A todo esto, añadamos que la propuesta sobre la Ley de Plusvalía podría ser inclusive el eje sobre el cual sumar votos para la posible consulta.

Sobre el regreso de capitales que a lo mejor estaban en paraísos fiscales y la utilización del dinero electrónico parecen obedecer a alianzas y ‘diálogos’ que empiezan a dar sus frutos a algunos protagonistas políticos que CREO no encajen con la visión de AP.

Además, no se entiende cómo de repente el dinero electrónico tan criticado cuando lo propuso Correa ahora se vuelve de pronto la solución que ya no atenta a la dolarización.