El show de la ley

Salvatore Foti

Cuando ocurre que alguien que goza de impunidad y de mucha plata en el exterior retorna ‘voluntariamente’ al país, para ‘voluntariamente’ dar la cara y colaborar con la justicia, significa que tiene un arreglo muy bueno con las autoridades para que, a cambio de información, se le indulte o se le rebaje la pena y, cuando los políticos meten la mano en la justicia asumiendo que la gente es muda, cometen un muy grave error.

El cuento que nos quieren meter, o sea, ese de que un día Carlos Pareja despertó y quiso volver para entregarse a las autoridades sin ninguna garantía o beneficio, es pura fantasía.

Es más bien evidente que hubo voluntades y poderes muy fuertes que quisieron negociar con él para que de pronto un exprófugo de la justicia se vuelva de repente la boca de la verdad y todo lo que diga (o le hagan decir los que lo han traído) deba ser tratado como prueba en contra de los que él acuse. Una vez más, en el país la política parece dictar los tiempos a la justicia, que obedece al gobierno de turno. En fin, la ley no es igual para todos.

La justicia debe funcionar siempre, no como un interruptor que se sube y se baja a los antojos de los que hacen y deshacen las leyes y, en este sentido, los ciudadanos de a pie van a Latacunga, pero a los que roban mucho o le sirven al poder van a otros centros de detención mucho más “exclusivos” y esto también debe responder a un acuerdo.

Todos esperamos que la corrupción sea enfrentada con mano dura y que haya consecuencias, pero por ahora, más allá del rebombe mediático, no veo voluntad de tener mano dura; pues lo primero sería confiscar los bienes adquiridos de manera ilegal y, una vez que haya una sentencia de culpabilidad, los corruptos deberían devolver la plata.

Tratemos el tema de la corrupción y el peculado como una política de Estado y no como un Estado que responde a la política. Si el actual mandatario logra una justicia independiente, el país entero se lo reconocerá, pero si se trata de un show mediático y por allí vemos algunas incongruencias, sería un grave error político.

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