Una generación con capacidad de asombro

PROFESIONAL. María Dolores Miño es abogada de derechos humanos y catedrática universitaria.
PROFESIONAL. María Dolores Miño es abogada de derechos humanos y catedrática universitaria.

En el aniversario 35 de La Hora, dos coterráneos comparten lo que para ellos significa la generación nacida en 1982.

Muchos de los cambios más significativos de la historia reciente han acontecido en los últimos 35 años, el tiempo de existencia de Diario La Hora. Es probable que uno de los sucesos de mayor relevancia haya sido la caída del Muro de Berlín, que además de dividir una ciudad, dividió el mundo. Sin embargo, hubo otras transiciones que tuvieron que ver con la aparición del Internet y los cambios drásticos en los modos de vida.

“Nosotros somos una generación que en algún momento nos preciábamos de ser la que nació en la democracia y eso nos da una característica que otras generaciones, como la de nuestros padres, no tienen”, señala la abogada de derechos humanos María Dolores Miño, al evocar que para sus padres los golpes de Estado militares y las dictaduras eran habituales. “Mal que mal nacimos con una cultura orientada hacia la democracia, salvando los 10 últimos años, no sabemos lo que es una dictadura súper estricta, por ese lado tenemos una noción mucho más clara de qué cosas se deben hacer y cuáles no se deben tolerar”, dice.

Para ella, la generación nacida en 1982 se caracteriza por la capacidad de asombro y, por tanto, de indignación. “Nosotros sí éramos más involucrados en temas políticos, nos apersonábamos más”, piensa. Recuerda que cuando se acababan los dibujos animados, siendo todavía niña, veía las noticias junto a su papá, por lo que las cosas que pasaban en el mundo sí le afectaban directamente. “Teníamos más vinculación a pesar de que no había tanta tecnología”, comenta, al rememorar que desde niña estuvo enterada de los sucesos importantes y devastadores como el fin del comunismo o la guerra de Irak contra Kuwait. Miño, al igual que este periódico, atestiguaron una de las transiciones más fascinantes de las últimas décadas. De algún modo, la actualidad hiperconectada y dominada por la informática y los avances tecnológicos es el mundo soñado por Allen Turing, el creador de las computadoras. Si bien el mundo no se acabó, como profetizó Nostradamus –uno de los traumas de la generación del 82, según Miño–, sí cambió radicalmente y justamente esa generación participó de esa transformación, ya que esos hombres y mujeres que hoy tienen 35 años en su momento fueron a bibliotecas, mandaron cartas por correo y observaron que era posible fumar en los aviones.

Willy Merino, el precursor de la Fundación Cecilia Rivadeneira, que lucha contra el cáncer en niños y niñas, entiende así a su generación: “Tuvimos la oportunidad de leer libros en papel y empezar esta nueva era de conectividad en Internet y las redes sociales, tuvimos dualidad de poder experimentar estos dos momentos, lo cual nos permite generar vínculos de comunicación en dos niveles, con la generación que dependía de los medios tradicionales y con las más jóvenes, que nacieron en la era digital”. En su opinión, lo que ha hecho la Fundación Cecilia Rivadeneira es el resultado de ser buenos conectando y creando redes colaborativas, de un liderazgo colaborativo. “Ha cambiado la forma en que nos comunicamos e interactuamos, esto permite construir democracias mucho más arraigadas, sociedades más empoderadas de diferentes procesos. Creo que una de las grandes virtudes de esta nueva era digital es la capacidad de lograr visibilizar lo que antes era invisible, como el trabajo de las organizaciones no lucrativas”, señala. Merino es optimista respecto a las posibilidades que ofrece este nuevo mundo para lograr una sociedad informada, pues por medio de las redes sociales es posible difundir información que gobiernos del mundo quisieran ocultar.

En cualquier caso, la idea de construir democracia en un contexto participativo parecería que es una característica de la generación nacida en 1982. (MMD)

María Dolores Miño

Es abogada por la Universidad San Francisco de Quito, experta en Derecho Internacional Público, Sistemas Jurídicos Comparados y Derechos Humanos. Es catedrática de la Universidad de las Américas. Dirige el Observatorio de Derechos y Justicia.

Willy Merino

Creó la Fundación Cecilia Rivadeneira en el año 2004, en honor a su madre, quien falleció con cáncer. Desde esta organización pretende transformar la vida de niños y niñas diagnosticados con cáncer. Además, es el coordinador de la Red Nacional de Organizaciones de Pacientes Oncológicos que promueve un proyecto de ley que proteja a estos pacientes y a sus familias desde una iniciativa ciudadana.