Alarma en la salud

EDGAR QUIÑONES SEVILLA

Los gérmenes y enfermedades parasitarias graves, entre las cuales se cuentan el paludismo, la difteria, la tuberculosis, el Sida, el zika y otros, son actualmente culpables de casi la mitad de los fallecimientos de los humanos y en vez de decrecer su perversa misión ha incrementado su perjuicio, razón por la cual muchos países, incluidos Estados Unidos y Gran Bretaña, se hallan altamente preocupados por este fenómeno, que debe llamar la atención de todas las naciones, Ecuador entre ellas, obligados a dedicarle a la salud mayor cuidado e inversión económica para evitar una catástrofe.

Ya a comienzos de este siglo, el codescubridor el virus del Sida, Luc Montagnier, advertía que los gérmenes pueden desplazarse a la velocidad de los aviones, señalando que la centuria anterior ha agregado nuevas causas de aparición y reaparición de enfermedades. El Ministerio de Salud de Norteamérica ha mostrado su preocupación por la inoperancia de los antibióticos frente a varias enfermedades que antes desaparecían con el tratamiento de medicinas que desde los años 40 del siglo pasado vencían a sus peligrosos rivales.

Nuestro país debe tomar nota de la terrible amenaza que se cierne sobre la humanidad. Es verdad que contamos con una red hospitalaria moderna y medicamentos, a lo largo y ancho del país, pero la situación requiere no solamente tratar el particular desde el punto de vista del equipamiento, sino que se necesita empezar de nuevo e incorporar otras estrategias para el salvamento de los seres racionales. Para ello hay que poner en vigor la medicina preventiva, lo cual significa práctica de diversas acciones encaminadas a prevenir antes que curar. Algunos expertos aconsejan que se apele a la cura tradicional que tan buenos resultados ha proporcionado en muchas regiones de China, India y el Caribe.

Otros expertos sugieren que la Organización Mundial de la Salud participe con mayor empeño en la preparación de los médicos para que la actualización de conocimientos científicos sea una práctica cotidiana y no se deje a la suerte el tratamiento de las nuevas enfermedades, algunas de las cuales -según afirman científicos reputados- han salido de los laboratorios, con el ánimo de exterminar a cierto sector de la comunidad. Según opina el científico Montagnier “algunos de los antibióticos empleados para los animales son utilizados para las personas, por lo cual es de temer la aparición de resistencias cruzadas”. La resistencia es un fenómeno genético, afirman otros expertos salubristas. La alerta manda a actuar ahora.