La visita

AUTOR: Freddy Rodríguez

Uno de los sentimientos más excelsos es la gratitud, por ello me ha enternecido hasta el llanto la nobleza de los militantes de AP hacia el exjefe de todos los jefes, autoexiliado en el Reino de Bélgica. Como no podía ser de otra manera, y dado su linaje, el antecesor del Licenciado escogió un país donde hay un Rey, aunque muy democrático, para pasar allí los días posteriores a la década en la que ganaron todos (me refiero a sus amigos). La tristeza que embargó a sus compañeros no tiene parangón en nuestra historia republicana, y por ello, haciendo hasta lo imposible, dos de sus más distinguidos seguidores, Ricardo Patiño y Gabriela del Yamor, se buscaron unos pasajes en oferta, que para suerte de ellos resultaron ser de primera clase (los pasajes, no ellos) y, raudos y sudorosos, abordaron el avión que los llevaría a ultramar, para visitar a su amado líder quien, lejos de su terruño, no hace más que tuitear enfurecido a toda hora, comunicándose virtualmente con sus seguidores, añorando las gloriosas sabatinas. Tienen tanta suerte, que Patiño logró que, luego de su visita al Rey, perdón, al ex, sea recibido por unos parlamentarios y, según nos dijo Paola Pabón, justificar así que el viaje sea pagado con recursos públicos. Pese a la confusión del verdadero motivo del periplo (que si para que se hagan de a buenas Lenín y Rafael; que si para visitar a los parlamentarios; que si para saludar no más), lo cierto es que viajaron, y me dicen que le llevaron al gran ausente algunos recuerdos, para que su estancia en la lejana Bruselas le sea más llevadera. Le llevaron unos ejemplares de los periódicos, que infamemente publican falsas noticias sobre un tal JG, para que se dé gusto rompiéndolos, entre ellos algunos de “La Hora”, y cuál sería su sorpresa al ver ejemplares de “El Telégrafo”, otrora exaltador de las bondades revolucionarias, hoy entregado a los mediocres y traidores. Le llevaron un recado de Lenín, quien les mandó a decir que no le digan nada en su nombre y, finalmente, en un frasquito gotas de lágrimas, y en un sobre hebras de cabellos de sus dolientes: Doris, Soledad, Marcela, María José. Muy, muy conmovedora fue la visita.