Nuestra tercera guerra

MA. ALEJANDRA SALAZAR MURRIETA

En reiteradas ocasiones he escuchado mencionar, que la tercera guerra mundial tendrá como motivación, el poder adueñarse de las grandes reservas de agua dulce que aún quedan en el mundo. En muchos lugares la falta de este importante recurso y la cautela con que la mantienen protegida otros, no me dejan duda de que pueda llegar a ser cierto este rumor. Tan descabellado no suena; a fin de cuentas, si han podido matarse entre pueblos por petróleo y armas químicas, qué no será por tener el control del agua, que a mi modo de ver es mucho más importante y valiosa que cualquier cosa.

Para agosto de 2015, a propósito de las fiestas cincoagostinas, el entonces presidente de la República mencionaba que los problemas del agua en nuestro pueblo eran cosas del pasado; ese pasado nefasto en medio del cual los esmeraldeños hacían interminables filas para acceder a un balde de agua y muchos otros esperaban impasibles afuera de sus viviendas con baldes y botellas, todo ello producto de las malas, pésimas, decadentes administraciones que habíamos tenido.

En su discurso destacaba, además, que, con el gobierno de la revolución ciudadana, el agua poco más y rodaría por las calles; solo en esta parte debo decir que no se equivocaron, porque hay sectores en donde llega el agua primero a la calle y luego a las casas. Es así como años después de tantos anuncios, tantos sinsabores, tanto malestar y cuando por fin se acerca la fecha en que nos dijeron que nuestras súplicas y lamentos llegarían a su fin, me hallo enviándole mensajes a un señor dueño de tanquero, cuyo número ya está abarrotado de mensajes que asumo son con las mismas necesidades que las mías.

Por lo pronto, señor o señora lectora, si entre sus conocidos alguien sabe interpretar la famosa “danza de la lluvia”, podría por favor contactarla a ver si nos da haciendo el favor, porque, aunque dicen la esperanza es la última que se pierde, debajo de tanta ropa sucia y un mundo de baldes vacíos, es un poco complicado visualizar una solución mejor.

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