Vikingos y corrupción

Jaime Duran Barba

Dinamarca, Noruega, Suecia, Islandia y Finlandia aparecen en todos los estudios como los países menos corruptos, más desarrollados y más felices del mundo. Vale la pena preguntarse por qué los descendientes de los vikingos que asolaron Europa y se hicieron famosos por su violencia devinieron en modelos del mundo civilizado.

En 1850 estalló en Europa una brutal crisis económica y social fruto de los estragos que produjo la Revolución Industrial, potenciados por las enfermedades de algunas plantas que detonaron a partir de la enfermedad de la papa en Irlanda. Millones de europeos murieron de hambre y muchos tuvieron que huir de sus países. La mayor migración de la historia de la humanidad se dirigió a Canadá, los Estados Unidos, Australia, Nueva Zelandia y también a dos países latinoamericanos muy ricos, a los que italianos y españoles venían para “hacer la América”, y volver con ahorros a sus tierras de origen: Argentina y Cuba. Los países nórdicos eran muy pobres.

Casi el 50% de suecos y porcentajes parecidos de escandinavos emigraron rumbo a Estados Unidos y Brasil. Fue después de ese amargo trance cuando estos países iniciaron la construcción de lo que hoy son, desarrollando culturas que no se basan en el miedo y la imposición y no se mantienen gracias al terror, la imposición y la guerra sino con convicciones y valores.

En un país en que los grupos extremistas son tan ordenados, la corrupción de los funcionarios públicos es imposible aunque la ley la castigue con penas muy bajas. En ninguno de esos países existió un ‘mani pulite’ como el italiano, ni candidatos que combatan la corrupción para conseguir votos. La transparencia existe porque los ciudadanos han interiorizado normas con cuyo respeto creen que pueden vivir mejor. La corrupción más que un delito es un comportamiento socialmente inadmisible.

Si alguien comete actos corruptos, su esposa y sus hijos, sus amigos y la sociedad lo rechazan. La gente común ve mal la exhibición de riqueza o de poder, desprecia la prepotencia, se ríe de los violentos. Las sociedades nórdicas están construidas sobre el respeto al que piensa distinto, a la diversidad, a la paz.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.