Tejiendo memorias

Rodrigo Santillán Peralbo

Un libro, por lo pronto digital y en espera de la impresión, acaba de publicar Ramiro Mantilla Valencia, periodista crítico, sociólogo comprometido y extraordinario ser humano que me asombra por su profundo y apasionado amor a Tabacundo y Cochasquí, que los conoce en profundidad porque estudia cada detalle, cada cangahua y sendero de esos cúmulos funerarios o tal vez poblados de inmensa significación social e histórica.

Ramiro Mantilla teje la historia de Cochasquí y parte de sus propias vivencias porque la historia es obra de sujetos sociales como dirían Braudel, Thompson y Hobsbawm, tres científicos que dieron valor a la interpretación y análisis de los hechos cometidos por los pueblos y que pusieron especial énfasis en el estudio de la historia económica y social.

La militancia política clarifica la historia si se la analiza e interpreta con el apoyo de la dialéctica que posibilita, además, desentrañar una serie de fenómenos económicos, sociales, políticos y culturales y Cochasquí es todo ello y mucho más. Por esa razón, Ramiro Mantilla impulsa el Programa Cochasquí, y es parte de convenios internacionales para universalizar su contenido de acuerdo con las concepciones de la historiografía

En este libro, el autor habla de Cochasquí, Tocachi, Tabacundo, Guayllabamba, Abya Yala, o de los procesos para una conducta ambiental responsable, construyendo la cultura de la paz, los Derechos Humanos o los saberes originarios, por ejemplo: Demuestra que vivió cada uno de los temas y los narra con amor y pasión, fundamentales en el momento de escribir con responsabilidad social y honestidad.

Se trata de un texto fresco, sentido, nostálgico con visión de futuro que permite alejarse, mientras se lee, de la nauseabunda corrupción que perturba el alma ecuatoriana.

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